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Voto de Bloomsday:
9
7,9
8.855
Cine negro. Intriga. Drama
Steele, un guionista con fama de conflictivo y violento, tiene que afrontar la difícil tarea de adaptar un best-seller de nula calidad literaria. Casualmente se entera de que Mildred, la chica del guardarropa del club que frecuenta, ha leído la obra en cuestión. Decide entonces llevársela a su casa para que le cuente el argumento. Pero, a la mañana siguiente, la policía se presenta en su casa y le comunica que Mildred ha sido asesinada, ... [+]
4 de noviembre de 2005
201 de 208 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ray es un ejemplo de cineasta constreñido que no pudo desarrollar toda su creatividad. Su obra es maravillosa pese a todo, con películas como Rebelde sin causa, Johnny Guitar o 55 días en Pekín, pero también con películas no tan famosas aunque extraordinarias. No sé en qué lugar encajar ésta.
Tuvo que adaptar a Hollywood sus aspiraciones de realizar un cine complejo y personal que ahondara en el ser humano, en su soledad, en su cólera y amargura, en la dificultad de integración y en los desequilibrios y contradicciones emocionales que de ello se derivan, también en la dificultad de las relaciones de pareja etc.
Rebelde sin causa quizás sea la más emblemática pero “En un lugar...” creo que va tomando posiciones como lo que es, una obra definitiva y representativa de las obsesiones de un cineasta que trató de dejar su impronta en las películas que hizo, un cineasta que trató de dar su visión acerca del hombre y su aislamiento.
El protagonista es un cínico y agresivo guionista venido a menos, un tipo de extremo escepticismo incapaz de adaptarse a lo que le rodea. Asqueado por la mediocridad e hipocresía, pero también encerrado en su propio egocentrismo y brutalidad (no es un personaje amable ni mucho menos), sólo encontrará temporalmente la paz en el amor hasta que finalmente esa relación se vaya viciando por su propia violencia. A este personaje límite (perfecto para Bogart) sólo un amor desmedido e irracional podrá sacarle momentáneamente de su enfermiza forma de ver la vida. Es un romance muy del estilo de las vanguardias de los años ´60, no en vano Ray y Grahame mantuvieron una relación sentimental y no es difícil imaginar que la película sea en parte autobiográfica; por ello lo menos importante es la trama de cine negro en sí misma, los personajes y el atolladero emocional en que se encuentran convierten esta película en algo más que una trama policíaca. Y si encima Ray nos plasma su propia relación y su propio carácter (era un hombre muy arisco también), entonces estamos ante una sincera reflexión sobre sí mismo que provoca desconcierto y admiración a la vez.
Extraordinario el punto de vista de la película, siempre retratando a Bogart a través de las reacciones y la mirada del resto de personajes, lo que refuerza su carácter de peligroso inadaptado y, a ratos, su indudable atractivo personal cuando se apacigua momentáneamente (pese a todo es un tipo ingenioso y divertido).
Por otra parte, la culpa de que no considere a Gloria Grahame la mujer más bella de la historia del cine es de esta película. Jamás la he vuelto a ver tan atractiva como aquí. Tiene algo especial que no se repite en otras ocasiones. Aquí encarna el erotismo elegante y el misterio de forma tal que no es raro que Bogart pierda la cabeza. Por un lado es el agente que opera el cambio en Bogart, pero por otro nos sirve a nosotros, espectadores, como algo a lo que agarrarnos, compartiendo con ella la fascinación y el miedo que provoca el protagonista.
Tuvo que adaptar a Hollywood sus aspiraciones de realizar un cine complejo y personal que ahondara en el ser humano, en su soledad, en su cólera y amargura, en la dificultad de integración y en los desequilibrios y contradicciones emocionales que de ello se derivan, también en la dificultad de las relaciones de pareja etc.
Rebelde sin causa quizás sea la más emblemática pero “En un lugar...” creo que va tomando posiciones como lo que es, una obra definitiva y representativa de las obsesiones de un cineasta que trató de dejar su impronta en las películas que hizo, un cineasta que trató de dar su visión acerca del hombre y su aislamiento.
El protagonista es un cínico y agresivo guionista venido a menos, un tipo de extremo escepticismo incapaz de adaptarse a lo que le rodea. Asqueado por la mediocridad e hipocresía, pero también encerrado en su propio egocentrismo y brutalidad (no es un personaje amable ni mucho menos), sólo encontrará temporalmente la paz en el amor hasta que finalmente esa relación se vaya viciando por su propia violencia. A este personaje límite (perfecto para Bogart) sólo un amor desmedido e irracional podrá sacarle momentáneamente de su enfermiza forma de ver la vida. Es un romance muy del estilo de las vanguardias de los años ´60, no en vano Ray y Grahame mantuvieron una relación sentimental y no es difícil imaginar que la película sea en parte autobiográfica; por ello lo menos importante es la trama de cine negro en sí misma, los personajes y el atolladero emocional en que se encuentran convierten esta película en algo más que una trama policíaca. Y si encima Ray nos plasma su propia relación y su propio carácter (era un hombre muy arisco también), entonces estamos ante una sincera reflexión sobre sí mismo que provoca desconcierto y admiración a la vez.
Extraordinario el punto de vista de la película, siempre retratando a Bogart a través de las reacciones y la mirada del resto de personajes, lo que refuerza su carácter de peligroso inadaptado y, a ratos, su indudable atractivo personal cuando se apacigua momentáneamente (pese a todo es un tipo ingenioso y divertido).
Por otra parte, la culpa de que no considere a Gloria Grahame la mujer más bella de la historia del cine es de esta película. Jamás la he vuelto a ver tan atractiva como aquí. Tiene algo especial que no se repite en otras ocasiones. Aquí encarna el erotismo elegante y el misterio de forma tal que no es raro que Bogart pierda la cabeza. Por un lado es el agente que opera el cambio en Bogart, pero por otro nos sirve a nosotros, espectadores, como algo a lo que agarrarnos, compartiendo con ella la fascinación y el miedo que provoca el protagonista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Nací cuando ella me besó, morí cuando me abandonó. Viví mientras me amó. Esta frase resume el intenso romanticismo de la obra de Ray pero también su nihilismo constante ante la posibilidad (¿imposibilidad?) de que el hombre encuentre su sitio y pueda compartirlo tranquilamente con otro. Pero más que Bogart, es el personaje de Grahame el que posiblemente esté definitivamente perdido, su última opción de encontrar tal arrebato en una relación sentimental.
Además tiene una escena, la de la cocina, que es, o debería ser, mítica. En ella reflexionan sobre cómo debe ser una buena escena de amor mientras ellos mismos la representan y mientras Bogart juguetea amenazante con un cuchillo, aumentando la ambigüedad del personaje
Además tiene una escena, la de la cocina, que es, o debería ser, mítica. En ella reflexionan sobre cómo debe ser una buena escena de amor mientras ellos mismos la representan y mientras Bogart juguetea amenazante con un cuchillo, aumentando la ambigüedad del personaje