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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
9
Drama Adaptación de la novela homónima de Harper Lee. En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva y ... [+]
2 de agosto de 2007
410 de 479 usuarios han encontrado esta crítica útil
Atticus lleva un sombrero de fieltro que enhebra entre sus fibras partículas de humedad sureña, un traje de lino blanco y el calor pegajoso en las muñecas y tobillos.

Lee un libro en su porche; cabeza gacha, gafas grandes, sueltas, que resbalan por su nariz como una araña. Atticus se balancea dulcemente, y a cada sacudida le responde un crujido de madera y metal como un estertor cansado de los cimientos de la casa quejándose de su edad, del tiempo.

Oye los grillos, reverberando su grito entre las cuatro enormes paredes azabache que la noche le brinda. Y piensa en sus hijos soñando una madre perdida, viviendo una infancia soñada.

Atticus reflexiona y se siente dichoso: ¡una noche como esa, un pueblo como ese! Pero la vida no es simple ni siquiera allí; microcosmos de oligofrenias, odios y envidias a pequeña escala. Piensa un rato y obtiene conclusiones. Sean las que sean a algo llega, algo que nunca podrá expresar con palabras, solo con la mirada y el tacto. Pero llega a entender, por un momento, algo de lo que respira y jadea entre esas estrellas que alumbran su techo y el polvo adherido a sus zapatos.

A Atticus le escupirán después. En plena cara. Él sacará un pañuelo enorme y arrugado y se secará con una mirada de odio, odio humano, comprensible reacción, mientras le pide autocontrol a cada fibra de su cuerpo. Luego se marchará triunfante, en su coche, de vuelta a casa.

Y yo me pregunto si por un momento todos fuéramos como Atticus. Cómo sería el mundo.

Y entonces, tras ordenar pensamientos que estorban mi sueño, pienso que quiero ser como Atticus.

O mejor aún, que voy a ser como Atticus.

Qué coño.
Bloomsday
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