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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
8
Musical. Comedia. Romance. Fantástico Brigadoon es una pequeña aldea escocesa, víctima de un encantamiento que mantiene dormidos a sus habitantes durante un siglo. Cumplido este plazo, se despiertan y vuelven a la vida, pero sólo por un día. De esta forma, se preserva de la corrupción y maldad exterior y mantiene su encanto y armonía original. Dos turistas estadounidenses, Tommy Albright (Gene Kelly) y Jeff Douglas (Van Johnson), van a parar a Brigadoon justo el día en que ... [+]
16 de diciembre de 2009
47 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación al cine de un musical de Broadway que Minnelli rodó íntegramente en estudio, con un único y enorme decorado que le permitía aprovechar la unidad espacial del pueblecito reconstruido y las montañas para apurar las opciones del Cinemascope, con metros y metros de decorados que filmar sin cortes excesivos de montaje ni coreografía (la cámara en los números casi es un bailarín más, recurriendo a grúas que apuntan a esa intención de gesto liviano y vaporoso en la conjunción de Gene Kelly con el enorme escenario por el que danza, y trepa, a sus anchas).

Ese escenario rúnico incide en una sensación que va más allá de lo ornamental, “Brigadoon” es un tiempo y un lugar ajeno a la realidad, más manifestación íntima que soporte para la acción. Por ello, su fotografía ofrece un tono de ensueño artificial, de pigmentación bucólica, que posibilita la patencia idealizada de anocheceres y atardeceres oníricos.

La película incluye el tema básico en Minnelli: el amor por los sueños y los ideales. Que en su caso es en última instancia el amor por el musical y la farándula (el archisabido “there´s no people like show people”).

La opinión experta afirma que no es este un musical perfecto. Quizás por carecer de bailes antológicos o canciones para el recuerdo del aficionado; quizás por Cyd Charisse y Van Johnson, que andan algo inexpresivos. Probablemente por los defectos de estructura al apuntalar la vertiente cómica y de crítica a la realidad de los personajes, etc.

Pero, como digo, el resultado final de esta película me parece algo más que las interrelaciones causales que van formando todos esos elementos y argumentos convencionales y prácticos. “Brigadoon” es la frontera que marca la entrada en un cine musical de intensa mirada romántica (no en sentido amoroso únicamente, sino idealista). Romanticismo como confesión sobre el contrato con las ilusiones que el director pretendía firmar en cada coreografía, cada decorado y cada película. Es un musical, pero a su vez es una brecha del universo creativo de Minnelli, casi un decálogo de obsesiones. Una muy directa y autoconsciente defensa de la fantasía vs. la realidad. Su intento más meritorio de generar un espacio atemporal al margen de cualquier cosa que no sea bailar y soñar con mirada acuosa entre brezo y cartón piedra.

Y es un poco la posición que adopté yo al entrar de nuevo, tras años de ausencia, en estos páramos élficos y coreografiados. Tomé la postura de volver a Brigadoon como el que recuerda un patio de juego infantiles. Así crucé de nuevo, con ansias de aventura renovadas, el límite del musical. Género que tenía arrinconado sin saber muy bien por qué. Quizás por algo parecido a aquella paradoja de Miles Davis cuando decía que no tocaba baladas por lo mucho que le gustaba tocarlas.
Bloomsday
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