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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
9
Drama Los vecinos de un pueblo de las costa adriática italiana son gentes amables y corteses que se dedican afanosamente al trabajo. Sólo cinco jóvenes rompen la armonía de la comunidad; ninguno de ellos ha trabajado nunca y ni siquiera se avergüenzan de ello. (FILMAFFINITY)
13 de octubre de 2005
123 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una evidente carga autobiográfica, Fellini nos cuenta la vida de unos jóvenes de provincia y nos retrata su hastío y tedio. Unos jóvenes ociosos que no hacen nada para trabajar ni ganarse la vida, viven de sus familias y solo les interesa ir con amigos y mujeres (ninis de entonces que delataban la falta de certezas y expectativas de la juventud italiana de la época). Un cine moral y humanista pero no por ello menos personal (aunque no tanto, evidentemente, como los −benditos− excesos onanistas y ombliguistas del Fellini posterior).

La película está vertebrada por una historia principal −la del joven matrimonio− pero a su alrededor aparecen diversos episodios en los que vemos también al resto de personajes (y su estancamiento vital). Ese núcleo principal es lineal en su desarrollo mientras que el resto de situaciones tienen muchas veces el ritmo que marcan los recuerdos, como si Fellini los reconstruyera siguiendo los fogonazos caprichosos de la memoria (no todas son así, también hay subtramas construidas de forma convencional). Es ahí donde cobra especial relevancia la voz en off del narrador, una extrañísima voz recapituladora que plantea dudas sobre su origen (¿es el hermano de Sandrina, es el propio Fellini?).

Por ello, la película tiene una doble vertiente: por un lado una narrativa más clásica, en la que Fellini demuestra su capacidad narrativa para contar una historia logrando la conjunción entre imagen y texto escrito (la película avanza muchas veces con el mínimo uso posible de la palabra, apoyándose en gestos, miradas y frases a medias); pero también atisbamos ya cierto barroquismo, aún desde el realismo del cine italiano de entonces (es pronto para la vertiente más desaforadamente subjetiva y casi solipsista que después tomaría su filmografía), anticipando algo de su posterior iconografía: el carnaval, la forma de retratar la tienda de antigüedades, las calles vacías y el viento, los amigos una mañana en la playa, el tonto del pueblo con la talla del ángel... y, por supuesto, la música de Nino Rota generando esa atmósfera tan particular en las películas de este director. Es, por tanto, un Fellini más sosegado y menos artificioso que en su etapa posterior, pero la semilla del cine que le convertiría en una auténtica figura está muy presente.

En todo caso, a mí me parece una película pequeña pero en ningún caso una obra menor, igual de válida que su posterior cine, que nos presentaba (era, creo, su tercera película) a un joven realizador con unas preocupaciones estéticas y una caligrafía visual que ya se apuntaban como propias. Y con un final antológico: los travellings sobre las camas de los amigos, como si el tren pasara por sus habitaciones dejándolos −a ellos y a su propia juventud− atrás.
Bloomsday
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