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Voto de el pastor de la polvorosa:
5
20 de septiembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo la teoría de que las últimas películas de Woody Allen están escritas como variaciones sobre clásicos de la literatura o el cine. Si "Irrational man" era un cruce entre "Extraños en un tren" y "Crimen y castigo", esta última se basa sin duda en algunos temas de "El gran Gatsby": la fascinación por el dinero y las fiestas de la alta sociedad, las conexiones mafiosas de algunos nuevos ricos, la nostalgia romántica que enturbia la vida del triunfador.
"Café Society" resulta agradable de ver y no carece del ingenio propio de su autor, pero en mi opinión queda muy lejos de sus mejores películas de los años 70 y 80: quizá el motivo haya que buscarlo en que la misantropía creciente de Allen ha hecho de él un cínico que observa a sus criaturas con la atención que dedicaría a unos insectos hiperactivos pero en el fondo predecibles.
La construcción del guión es clásica, pero la distancia que separa "Café Society" del gran cine clásico americano puede medirse si se la compara con una película que vimos casualmente el día anterior, en la que un improbable Gregory Peck interpreta al propio Scott Fitzgerald convertido en personaje de papel couché: "Días sin vida", dirigida por Henry King. En contraste con su fuerza visual, conseguida por medios que nunca llaman la atención hacia sí mismos, "Café Society" es una burbuja de lujosa apariencia, como el mundo y los personajes a los que retrata sumariamente, sin ningún cariño.
"Café Society" resulta agradable de ver y no carece del ingenio propio de su autor, pero en mi opinión queda muy lejos de sus mejores películas de los años 70 y 80: quizá el motivo haya que buscarlo en que la misantropía creciente de Allen ha hecho de él un cínico que observa a sus criaturas con la atención que dedicaría a unos insectos hiperactivos pero en el fondo predecibles.
La construcción del guión es clásica, pero la distancia que separa "Café Society" del gran cine clásico americano puede medirse si se la compara con una película que vimos casualmente el día anterior, en la que un improbable Gregory Peck interpreta al propio Scott Fitzgerald convertido en personaje de papel couché: "Días sin vida", dirigida por Henry King. En contraste con su fuerza visual, conseguida por medios que nunca llaman la atención hacia sí mismos, "Café Society" es una burbuja de lujosa apariencia, como el mundo y los personajes a los que retrata sumariamente, sin ningún cariño.