Si puntúo tan alto esta película es porque logró remover una parte en mi interior que desconocía.

Una de las enfermedades que dominarán las mentes del siglo XXI se va apoderando de uno de los mejores economistas del siglo XX. Resultado:

Un filme ágil, con ritmo en todo momento, en el que se muestra la lucha que tiene un soberbio Crowe contra sus fantasmas. Si además cuentas con unos secundarios como Connelly( quizá su mejor interpretación junto a Réquiem por un Sueño) y un implacable Ed Harris, tienes todos los ingredientes para realizar un buen guiso.

Ron Howard buscó desde el primer momento emocionar y enganchar al espectador con una historia atípica y fluida, llevada en volandas por una acertadísima banda sonora y culminada con unas magistrales interpretaciones.

No es una obra maestra, pero este film me tocó la fibra.