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España España · Badajoz
Voto de Weis:
5
Bélico. Acción En plena guerra del Vietnam, el coronel Hal Moore (Mel Gibson) y sus soldados (unos 400 hombres) aterrizaron en noviembre de 1965 en una región conocida como "El valle de la muerte". Allí fueron recibidos por más de 2.000 soldados del Vietcong, desencadenándose una de las batallas más feroces de la guerra. (FILMAFFINITY)
25 de septiembre de 2008
58 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para aquellas personas que desconocemos lo que se experimenta en mitad de un campo de batalla, con un fusil en las manos, con una ristra de granadas colgada a la cintura, y el sonido de las explosiones que se apoderan de tus oídos como el violín que surge elevándose en una sinfonía, éstas películas bélicas son necesarias para comprender, lo que nuestro abuelo nos contaba que hizo cuando era joven, lo que estudiamos en los libros de historia, a los que solemos dar un interés nimio.
Entendiendo que no todos los realizadores de susodichos filmes lo han vivido en sus carnes, el talento consistirá en recreárnoslo de manera tan fiel, que nos dé miedo solo el hecho de pensar que somos uno de esos soldados.

Oliver Stone reflejó sus vivencias reales en el guión y la cámara de "Platoon"; Terrence Malick dejó a mas de uno petrificado con "La delgada línea roja", al darnos una visión tan cercana y a la vez tan terrorífica de la desolación y desesperación de un hombre sabedor de que no volverá a casa; Spielberg consiguió en "Salvar al soldado Ryan" crear, aunque sea discutible, la escena de acción mas espectacular y creíble (no digitalizada) que se haya rodado en éste planeta, con el desembarco de Normandía.
Y el genio Stanley Kubrick plasmando su talento en “Senderos de gloria” y “La chaqueta metálica” (no hay que profundizar mas).

Con “We were soldiers” también desarrollé un sentimiento, pero está vez fue de dudosa trascendencia: la familiaridad. Ese comúnmente llamado “Déjà vu que produce una extraña sensación de haberlo visto antes.
Las memorias de aquellos hombres, las botas pesadas saturadas de barro, el lamento por el compañero perdido, el pulso nervioso y torpe al disparar el arma…….son imágenes que te describen el horror que significa estar allí, y que ésta película no me ha transmitido.
Al contrario: por el guión discurren momentos de diálogos patrioteros, que incitan a creer que la guerra sirve para algo, que demuestran que los americanos tienen un par, y bien puestos, que no se amedrentan quitando la vida a otros seres humanos…..
La escritura, que corrió a cuenta de Randall Wallace, tiene instantes de verdadera pornografía. También hay que recordar que la contribución mas aceptable del señor Wallace a la industria ha sido realizar el guión de “Braveheart”.

Las interpretaciones secundarias (Kinnear, Pepper) resultan mas interesantes que las primarias, que desprenden chulería, mucho honor y compromiso, pero nada lejos del puro espectáculo. Incluso Madeleine Stown vuelve a estar infrautilizada, como ya ocurrió en “La hija del general”.

Si me preguntan por cine bélico, por mi cabeza pasarán muchos títulos. Muchos, antes que éste.
Weis
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