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México México · morelia
Voto de mikealeks:
7
Comedia. Drama La historia está ambientada en una parroquia campestre en el siglo XVII, a la que llega un nuevo párroco para ocupar su puesto, que ha quedado vacante. El hombre se ha llevado a su prometida, pero las costumbres dictaminaban que el nuevo párroco debería casarse con la viuda del anterior. Sería además el cuarto marido de la dama en cuestión, siendo ésta muy mayor. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como es habitual en el cine de Carl Dreyer, los elementos de la cultura escandinava se revelan ya sea de forma explícita o indirecta. Debido a la tardía y tardada cristianización del territorio nórdico, las prácticas religiosas antiguas fueron difíciles de erradicar. Toda resistencia a la evangelización era asociada por los cristianos al paganismo, que con el tiempo gestó la figura de la bruja y sus pactos con el demonio, alejando a los buenos hombres de la verdad cristiana. Tal temor a las brujas se mantuvo en el imaginario danés por muchos años, tanto que aún en el cine de recientes directores como Lars von Trier tiene algunos ecos. Pero Dreyer los expresa con franqueza y un cierto encanto inocente pero que en el fondo revela un clima de superstición, miedo y congoja, esa pesadumbre medieval que unida al clima frío y a la austeridad luterana, crea el ambiente en sus películas: desoladas y tristes. Esta película en particular tiene un tono más pícaro, con momentos de humor casi infantil, sin embargo los temas de fondo tarde o temprano surgen a la luz: la muerte, el escape de un hombre de Dios de las garras de la brujería, pero que sin embargo termina cayendo en las garras del pecado, el pecado del egoísmo por albergar la esperanza de la muerte de una vieja para poder vivir su romance. La película plantea entonces el dilema ético pero también refleja una cierta ansiedad hacia la religiosidad con un tratamiento superficial y podría decirse, satírico de la autoridad religiosa. Dreyer revela su profundo contacto con la religión a la vez que su resistencia espiritual.

Cinematográficamente se trata de una cinta impecable; cuenta con varias de las innovaciones técnicas del cine al servicio de la narrativa como los cambios de tonalidad, edición de planos simultáneos, cortes rápidos, primeros planos y como siempre, esa franqueza en todos sus recursos estilísticos. Los momentos tristes y los momentos de vulnerabilidad y sinceramiento de sus personajes, hablan por sí mismos, sin manipulaciones adicionales. Es también notable la reivindicación del villano en la historia, con una revelación que sin giro forzado o golpe bajo, replantea la verdad oculta en su personalidad, creando una reversa en los papeles del drama: el bueno de la película termina confesándose por el mismo pecado del que había sido víctima. Como en otras cintas de Dreyer, igual que en su ópera prima, los personajes caen en una triste ironía al ser víctimas y verdugos, acusadores y acusados, a veces determinados por la familia. Con esta película, el director muestra su afecto por lo fatalista y el mundo espiritual, pero en una historia entretenida y divertida, una pieza de historia del cine y del hombre para atesorar.
mikealeks
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