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Voto de Cinematic:
7
Acción. Thriller La lealtad de James Bond (Daniel Craig), el mejor agente de los servicios secretos británicos, por su superiora M (Judi Dench) se verá puesta a prueba cuando episodios del pasado de ella vuelven para atormentarla. Al mismo tiempo, el MI6 sufre un ataque, y 007 tendrá que localizar y destruir el grave peligro que representa el villano Silva (Javier Bardem). Para conseguirlo contará con la ayuda de la agente Eve (Naomie Harris). (FILMAFFINITY) [+]
9 de diciembre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede discutirse que 'Skyfall' sea o no la mejor película de la saga Bond ('Goldfinger' o 'Dr. No' resisten bien el paso del tiempo), e incluso que sea la mejor película de la era Craig ('Casino Royale' tiene muchos fans). Pero lo que no se puede negar es que 'Skyfall' sea la más introspectiva de todas. Esto no quiere decir que los elementos habituales de las películas Bond estén ausentes, sino que cumplen otra función. De hecho, la película empieza con una adrenalínica escena de acción que nos hace pensar que esto va a ser otra Quantum of Solace. Afortunadamente, y tras unos fabulosos títulos de crédito que sumarizan con delicioso surrealismo todo lo que vamos a ver, nos damos cuenta de que estamos ante algo más, y que requiere de un poco más esfuerzo del espectador para sacarle todo el jugo.

La deriva más notoria del resto de películas Bond es su predisposición a revelarnos más capas de cada personaje. Bond no es un agente infalible. Tras su tiempo de retiro, sus habilidades están oxidadas y empañadas por el alcohol del que ha abusado. Q analiza cuadros impresionistas en un museo y se ríe ante la aparatosidad de sus propios gadgets. La chica Bond es vulnerable y quebradiza. M es de todo menos una santa. Ya desde el principio vemos cómo se salta por la torera las reglas con tal de reintegrar a Bond en el sistema. El villano no es "un villano más". El personaje de Javier Bardem funciona, de hecho, como un espejo alternativo para el propio Bond, en el cual ve lo que podría pasarle a él. Su amenaza no es tanto a la vida de Bond, sino a sus valores y lo que tienen de fraudulentos. Esta generosidad en el muestrario de personajes hacen del entretenimiento algo mucho más estimulante.

Mención aparte merece el trabajo de Roger Deakins como director de fotografía. Su trabajo para los hermanos Coen habla por sí mismo. Recordad que fue uno de los primeros directores de fotografía en usar la corrección de color digital para darle tonos sepias a 'O Brother!', con excelsos resultados. Había trabajado en el pasado con Sam Mendes en 'Jarhead' y 'Revolutionary Road'. Esto es importante, ya que una relación estrecha es necesaria para obtener ciertos resultados, y aquí su colaboración ha llegado a su cénit. El primer plano, con ese elegante desenfoque y Bond acercándose hasta que sus ojos son iluminados por un haz de luz, es toda una declaración de intenciones. Vamos a coger todo lo mejor de Bond y a exprimirlo con el poder de las nuevas tecnologías. El tramo en Shangai habla por sí mismo. Hacía tiempo que no veía un gusto tan exquisito, un aprovechamiento tan inteligente de las luces de la ciudad (la metáfora de Bond entrando en la fulgente boca del dragón) y el contraluz (el plano secuencia de la pelea entre Bond y su objetivo).


Ha habido algunas quejas con respecto al final en la casa, con gente diciendo que se alarga innecesariamente, etc. No lo comparto. Hay que tener en cuenta que el viaje a la casa es una metáfora del viaje a los orígenes de Bond. La amenaza exterior no solo atenta contra su vida, sino contra sus valores, sus recuerdos y su identidad. Por primera vez, conocemos hechos de la infancia de Bond que explican su comportamiento actual y sus problemas comprometiéndose en relaciones. Conocemos a una M consciente de haber cometido errores, pero que quiere agarrarse a la vida. La calma previa a la tormenta hace de esta algo más excitante, y no un trámite aburrido como se ha ido diciendo. Y tenemos que vovler, por supuesto, a Roger Deakins. Parece que se prestó especial atención a 'Sacrificio' de Andrei Tarkovsky durante la pre-producción, pues Deakins halla bellos matices en el incendio de la mansión y lo impregna de un halo poético, de contrastes cromáticos entre el fuego y la noche que sugieren algo trágico. Una tradición se está extinguiendo junto con la mansión, unos clichés bondianos se ahogan. Los viejos métodos dando paso a los nuevos.
Cinematic
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