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España España · Vva de Bellpuig
Voto de Simpkins:
7
Comedia Charlie (Michael Douglas), un hombre mentalmente inestable, después de pasar dos años recluido en un centro psiquiátrico en California, trata de convencer a su hija Miranda (Evan Rachel Wood), una adolescente, de que, desde los tiempos de la dominación española, hay oro enterrado en alguna parte del extrarradio de la ciudad. (FILMAFFINITY)
18 de enero de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver esta película puedo afirmar que los videoclubs aún tienen su razón para existir. Y es que difícilmente me hubiese acercado a esta producción si no fuese porque fue lo único que me pareció medio interesante en uno de estos establecimientos... y la verdad es que mereció la pena.

Resumiendo de un modo rápido lo que ofrece esta producción podría decir que sigue los cánones de las últimas comedias de éxito del cine independiente norteamericano. Es decir películas que cuentan historias de personajes peculiares, cuya acción transcurre ambientada en la clase media-baja de la sociedad norteamericana y donde el argumento busca con el mismo ahínco la sonrisa que la ternura. Y la verdad es que como en otras películas sin duda más reconocidas como “Entre copas” o “Little miss sunshine”, lo consigue.

Y si la película consigue transmitir tan bien su mensaje, sin duda es gracias a las excelentes actuaciones de Michael Douglas, como padre irresponsable, mentalmente inestable, pero afectuoso y Evan Rachel Wood, quien pese a que su padre ha llegado un momento que parece ser más un lastre que una referencia, trata de apoyarle.

Una película que más allá de la trama del hilo conductor, con la búsqueda del oro español como eje principal, trata sobre el amor y el respeto que existe en una relación padre e hija. De la necesidad de marcarse metas en esta vida, por ridículas que le puedan parecer al resto del mundo y de la necesidad de creer y apoyar a los tuyos. De que pese a que la madurez parezca ser el contrapunto natural a la libertad y la fantasía, quizá no se pueda vivir sin ilusiones, aunque sean a veces estas ilusiones se reduzcan a metas tan pragmáticas como un lavavajillas.

Una película tierna, divertida, ligera y breve, pero aún así mucho más rica y recomendable que obras presuntamente más sesudas.
Simpkins
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