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Voto de janto:
7
8,1
17.443
Drama. Bélico
Segunda Guerra Mundial. Estando Roma ocupada por los nazis, la temible Gestapo trata de arrestar al ingeniero Manfredi (Marcello Pagliero), un comunista que es el líder del Comité Nacional de Liberación. Pero en la redada Manfredi consigue escapar y pide ayuda a Francesco, un camarada tipógrafo que en unos días se casará con su novia Pina (Anna Magnani), una viuda con un niño. Además el cura de la parroquia, Don Pietro (Aldo Fabrizi), ... [+]
7 de septiembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roberto Rosellini, considerado junto a Vittoriuo De SIca, el padre del neorrealismo, dirigió esta magnífica película, "Roma ciudad abierta" en 1945, justo después que las tropas aliadas entraran en la capital de su país. De ahí el realismo de las imágenes, la cercanía a los hechos que, poco antes, habían sucedido y que inspiraron la historia que nos cuenta. Un relato de resistencia contra el invasor, de lucha contra el verdugo alemán. La otra cara de la película "Amén" de la que ayer escribí unas líneas apasionadas.
"Roma ciudad abierta" es la primera de la trilogía que completan "Germania anno zero" y "Paisá", todas ellas relatos casi documentales del fin del III Reich y sus consecuencias. Pobreza, picaresca, colaboracionismo se entrecruzan con otros sentimientos como valor, dignidad y sacrificio. Rosellini describe unos personajes familiares para los que vivieron los últimos días del nazismo en Roma y la inmediata postguerra, donde los ajustes de cuentas y la merecida loa a los resistentes (que hoy muchos llevados por la confusión y la ceguera confundirían con terroristas) eran necesarios para empezar a restañar las heridas abiertas durante la ocupación.
Las tribulaciones del joven comunista, Manfredi, perseguido por la policía secreta, la temible Gestapo, los padecimientos de su novia, Pina, embarazada y la ayuda que reciben de un simpático cura (no hay que olvidar que el director era católico) , Don Pietro, que, finalmente, da su vida luchando por la libertad, son personajes, síntesis de uno o varios sacados de la experiencia real, que acaban convirtiéndose en estereotipos por su constante repetición en otras películas del mismo género. Aquí, sin embargo, aún rebosan una autenticidad, que, por ejemplo, es más dudosa en otras obras posteriores de Rosellini como "El general De La Rovere" , más cercana al melodrama que a la verosimilitud documental de esta película.
Sorprende la crudeza de algunas imágenes. Las torturas que los verdugos de la Gestapo practican sobre el torso desnudo de su víctima por medio de un soplete; la prostitución como degradación que lleva a colaborar con los nazis; la (poco afortunada) pincelada de lesbianismo y drogas para atrapar la voluntad de la confidente; el desesperado intento de la novia del protagonista, cayendo al suelo embarazada, al tratar de impedir que se lo lleven al cuartel de policía; la ejecución final del sacerdote ante la mirada atónita de un crío...
"Roma ciudad abierta" es la primera de la trilogía que completan "Germania anno zero" y "Paisá", todas ellas relatos casi documentales del fin del III Reich y sus consecuencias. Pobreza, picaresca, colaboracionismo se entrecruzan con otros sentimientos como valor, dignidad y sacrificio. Rosellini describe unos personajes familiares para los que vivieron los últimos días del nazismo en Roma y la inmediata postguerra, donde los ajustes de cuentas y la merecida loa a los resistentes (que hoy muchos llevados por la confusión y la ceguera confundirían con terroristas) eran necesarios para empezar a restañar las heridas abiertas durante la ocupación.
Las tribulaciones del joven comunista, Manfredi, perseguido por la policía secreta, la temible Gestapo, los padecimientos de su novia, Pina, embarazada y la ayuda que reciben de un simpático cura (no hay que olvidar que el director era católico) , Don Pietro, que, finalmente, da su vida luchando por la libertad, son personajes, síntesis de uno o varios sacados de la experiencia real, que acaban convirtiéndose en estereotipos por su constante repetición en otras películas del mismo género. Aquí, sin embargo, aún rebosan una autenticidad, que, por ejemplo, es más dudosa en otras obras posteriores de Rosellini como "El general De La Rovere" , más cercana al melodrama que a la verosimilitud documental de esta película.
Sorprende la crudeza de algunas imágenes. Las torturas que los verdugos de la Gestapo practican sobre el torso desnudo de su víctima por medio de un soplete; la prostitución como degradación que lleva a colaborar con los nazis; la (poco afortunada) pincelada de lesbianismo y drogas para atrapar la voluntad de la confidente; el desesperado intento de la novia del protagonista, cayendo al suelo embarazada, al tratar de impedir que se lo lleven al cuartel de policía; la ejecución final del sacerdote ante la mirada atónita de un crío...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El guión es una anécdota, pues lo que se busca es priorizar el tono documental con una historia simple, pero creíble y conmovedora. muy próxima a lo que pudieron experimentar muchos de los espectadores que buscaban escapar de la dura realidad de la postguerra, sublimando su sufrimiento, en las salas de cine. La dirección, espléndida, muchas veces funcional, pero efectiva, consigue impactar y emocionar, a la vez que dar un juicio sobre ciertas actitudes que una parte de la sociedad romana conocía. Es muy curioso comprobar cómo en Italia el tema, incómodo, de los colaboracionistas se mostró desde el principio, al contrario que en Francia, donde el tabú se perpetuó con los polémicos y arriesgados intentos de tratar de abrir la herida por parte de directores como Melville, Costa-Gavras y Louis Malle.
Para terminar, mencionar las excelentes interpretaciones de los actores y actrices, muy cercanos a los personajes de la calle. Tanto Aldo Fabrizzi como Ana Magnani en la que fue su película de lanzamiento, ya forman parte de la memoria histórica de los cinéfilos.
Para terminar, mencionar las excelentes interpretaciones de los actores y actrices, muy cercanos a los personajes de la calle. Tanto Aldo Fabrizzi como Ana Magnani en la que fue su película de lanzamiento, ya forman parte de la memoria histórica de los cinéfilos.