Con la vida de Vidocq, el ladrón reconvertido en polícia, se podría hacer un interesantísimo biopic. Pero aquí han preferido, como ya comienza a ser costumbre, situar a un personaje que existió realmente en una sarta de estúpidas, inverosímiles, e infumables aventuras cuyo denominador común es el despropósito argumental, la fotografía videoclipera y la ausencia de paralelos con la historia real.
Y digo yo: ¿por que fantasear con la vida de un personaje cuyas andanzas verdaderas eran suficientemente atractivas? ¿Si todo ha de ser pura fantasía, por que no crear también un personaje irreal que se preste a ello?... En fin, que la peli es insoportable, con la cámara montada en una vagoneta de montaña rusa, abarrotada de colorines chillones entre contraluces siniestros, y posee uno de los finales más subnormales que hayan sido filmados.
Solo recomendable para amantes del -digamos- cine que practican gentes como Tony Scott, espectadores a los que si el personaje existió o no (o lo que hizo y dejó de hacer en verdad) se la traiga completamente floja, y fans de Inés "postboxmouth" Sastre, que aquí enseña las teticas para varíar (que pedazo de actríz, rediez).