En tiempos mozos, cuando aún habia buen gusto y decencia, al que se burlaba del pueblo se le sentaba en un asno, con un buen cepo y un capirote, y se le hacia pasear entre la multitud, que se vengaba de la afrenta lanzando al ofensor verduras podridas, escupitajos, y cualquier otra cosa que se pudiese recoger del suelo y magullase o pringase.

En nuestros dias subnormales, cuando alguien es un negado absoluto, un imbecil integral, un cretino pagado de si mismo y con infulas de genio, o bien acaba reposando sus nalgas en un despacho enorme, o se le da un programa de televisión, ya sea como actor, presentador, simple florero, o tertuliano.

Poca tele puedo ver, aunque tambien poca tele quiero ver, pero he padecido demasiado la ofensa de esta carroña derritiéndome las retinas y los tímpanos, como para no desear que tanto sus destalentados intérpretes como sus desvergonzados artífices -gentes sin una pizca de honor ni orgullo, que deben saber muy bien lo increiblemente repugnante que es la mierda que ofrecen-, padezcan un suplicio de la misma medida.

Nunca unas risas enlatadas ofendieron tanto a los oidos, jamás ver a pijos haciendo cosas de pijos fué tan sumamente aburrido, en la historia de la tele no se oyeron diálogos tan aneuronales como los que aqui nos vomitan, ni en la vida me habia cabreado tanto con unos personajes tan odiosos como los que en este truño desfilan: un bufete de abogados que hace verosimil a los de Ally McBeal, una niña repelente que mereceria tropezarse con Herodes, unos presuntos gays que no pasan de maricones de los que idealizó Arévalo, una vecina obesa que es para freirla en su propia grasa... y lo del putón verbenero disfrazado de secretaria, ya es para potar hasta la primera papilla.

La familia Mata, Yo soy Bea, La Lola, o Escenas de matrimonio, pasan a ser obras maestras en comparación con este engendro, que espero retiren bien pronto de la parrilla, o lo trasladen a un horario más adecuado, como pueda ser las cuatro de la madrugada de los martes, y a ser posible en codificado.

Tan recomendable como un bocata de tortilla de hojas de afeitar, sin tomate y con pan de antes de ayer.