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Cuba Cuba · Guanabacoa
Voto de Kingo:
5
Comedia Phillippe Abrams (Kad Merad) es un funcionario de Correos al que destinan, en contra de su voluntad, a Bergues, un pueblecito en la frontera con Bélgica. Aunque, cuando llega allí, se encuentra con un lugar idílico y gentes encantadoras, a su mujer (Zoé Félix) le asegura que vive en un auténtico infierno. Obtuvo un enorme éxito de taquilla en Francia y fue la cinta francesa más taquillera de Bélgica. (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2009
34 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chistes recurrentes sobre la forma de hablar de los aldeanos, situaciones absolutamente inverosímiles, personajes de inocencia angelical y generosidad sin límites, y la tan sumamente requetemanida idea del urbanita que descubre lo idílico de vivir en el campo (como suele pasar, en un pueblo en el que todo el mundo es felíz y maravillosamente cordial), son los mimbres sobre los que se sostiene este boom taquillero, que demuestra con completa claridad lo muy opuestas que pueden llegar a ser las opiniones sobre un mismo asunto, entre gentes cuyos gustos generales suelen coincidir.

Por un lado, hay quien gusta de aparcar la realidad y simplemente pasar un rato agradable mirando en una pantalla el mundo ideal que cualquiera desearia que existiese, o hubiese existido, en algún tiempo o lugar y no sólo en la mente de soñadores y novelistas. Que los personajes sean irreales, de tanta bondad, solidaridad, buenrrollismo y generosidad, no importa. Mola que nadie tenga siquiera un poco de mala leche, ni se cabree por nada, y hasta puedas colarte en su casa para emborracharte con solo pedírselo. La Icaria utópica plasmada con bellas fotografías de guía turística. El cine ha de ser magia, dicen, y nada más mágico y de agradecer que ver al ser humano comportarse con absoluta bondad.

Por otra parte, hay quien aborrece que un argumento esté mil veces ya narrado, que todas las situaciones además de imposibles estén ya vistas de antemano en cientos de otras películas, que le quieran vender que en los pueblos se atan los perros con longaniza, y que la humanidad sea retratada de forma tan cordial y bondadosa, cuando todos sabemos que en general el ser humano es un cabrón en potencia, con mayor facilidad para odiar que para amar.

Yo pertenezco a ese segundo grupo, el mismo que cataloga este filmecillo como algo inocuo y vacio que ni tiene crítica social ni nada que se le parezca, y que no es más que una enorme colección de tópicos, aderezada con chistes de aquellos que hicieron popular a Antonio Ozores, a base de gangosear frases ininteligibles.

Resumiendo: un producto que ni ofende ni fascina, de fácil digestión y aún más fácil olvido.
Kingo
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