Una chica se mete en la casa donde vive una familia de esas que salen en los anuncios de la tele, y sin saber porqué se los carga a todos de forma salvaje. Luego le entran los escrúpulos, y llama a una amiga para que la saque del marrón. Van diez minutos de peli, y yo ya estoy pensando en qué he de comprar mañana para hacerme la comida, asi que la cosa anda muy malita.

La amiga llega a la casa de los fiambres, y tras unas pocas frases pasan cosas poco entendibles gracias a un montaje sietemesino, y unos tios muy raros medio pijos se la llevan, y la torturan cosa mala hasta que el muermo concluye. Y fin, que la cosa no da para más.

En mis tiempos, el gore era una forma irreverente de cachondeo pasado de vueltas, en el que se podia despellejar a alguien, o meterle una bombona de butano por el culo, pero todo en plan vamos a reirnos aunque currándose un poco el guión para que la cosa tuviese al menos un porqué.

En esta lamentable basura, lo único que se demuestra es hasta donde ha llegado la utilidad del látex en los efectos especiales, y que la crueldad humana no conoce limites, aunque solo sea fantaseando con lo que puede llegar a soportar el dolor un cuerpo humano.

Sea como sea, yo no le suelo pedir demasiado a una peli: con que me cuenten una historia de forma creible, y me la interpreten y presenten medianamente bien, ya me doy por satisfecho. Pero no es el caso, porque de historia casi que no la hay, y tan solo me ofrecen un catálogo de torturas varias, a cual más denigrante y horrorosa.

Sé que hay quien puede contemplar, ufano de orgullo y durante más de diez minutos, lo que ha salido de su trasero, antes de decidirse a tirar de la cadena. Pero no es mi caso, y no me entretengo en mirar eso en lo que ha acabado por ser la cena o la comida que me llenaron los intestinos. Simplemente procuro respirar poco, y hacer que se vaya de mi lado lo antes posible.

¿Un texto muy guarro y estomagante?... puede ser que si, pero ante la peli que nos ocupa me he quedado muy corto. Quizás es que aún conservo cierto buen gusto y decencia.

En fin, que esto de cine tiene bien poco, de interés aún menos, y yo finalmente me olvidé de comprar jamón para hacerme los macarrones a mi estilo, y tuve que freirme unas empanadillas de congelados la sirena (todo tomate y nada de atún). Una porquería sin gusto, sin sustancia, y que mientras las mascas no deja de recordarte que podrias estar comiendo algo mucho mejor.

Y lo mismo pasa con esta peli.