"Un tio más soso que chupar un clavo, al que una callo malayo manda al carajo por ser tan cansino, recibe la noticia de que heredará chorrecientos millones si se casa antes de una fecha.
El tontolculo repasará su agenda de ligues anteriores -que todas son como para darles de comer las sobras en el patio-, hasta llegar a un colofón que da hasta asco escribirlo".

Más o menos, supongo que así rezaba el sublime argumento de esta birria, escrito sin dudas en un trozo de papel higiénico apenas usado, y con el que el director -famosísimo en su casa el dia del padre- hubo de pergeñar el guión de la bazofia que nos ocupa.

Las interpretaciones son asquerosas, en especial la del prota -que espero haya muerto sin sufrír, no sea que se le mueva la cara, y nadie del funeral lo reconociese-, el argumento es pestilente, el guión más breve que una conversación sobre filosofía en un taxi, y sin dudas se trata de una peli familiar, de aquellas que te hace acordarte de toda la familia viva y muerta de los responsables de tanta caspa.

Martin L. King pasó a la historia por decir que una noche tuvo un sueño. La noche en que yo vi esta peli, tuve diarrea. Espero pasar a la historia por ello, o por haberla aguantado de principio a fin sin matar a nadie de mi alrededor.