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Cuba Cuba · Guanabacoa
Voto de Kingo:
2
Comedia. Romance Allison Scott es una prometedora periodista de 24 años. Sin embargo, después de una noche de juerga con el vago de Ben Stone, descubre que está embarazada. Ante el dilema de enfrentarse sola a la maternidad o bien conocer mejor al padre, opta por lo segundo. Aunque Ben es una persona inmadura, decide afrontar su responsabilidad. Lo malo es que tanto él como Allison no tardan en darse cuenta de que son incompatibles. Para colmo de males, ... [+]
27 de noviembre de 2007
236 de 398 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los reyes de la doble moral -los yanquees-, ésos mismos que se rasgaron las vestiduras cuando Janet Jackson mostró su marchita tetilla (pero que siguen siendo los líderes en facturación vía pornografía), los mismitos que en estas fechas cuestionan al monstruo de las galletas por su supuesta perniciosidad para la mente infantil (ya hay que ser retorcido), o a Heidi por mostrar su ropa interior (encontrarle a esa serie factores sexuales sería una gran tesis para graduarse como Salido Cum Laude), nos quieren colar un producto nauseabundo, execrable y repugnante, bajo la falsa piel de cordero de comedia zafia y grosera, tan al gusto del público juvenil de aquellos pagos.

Para que me entiendan, les cuento el principio de semejante basura: un tipo medio imbécil, inculto, sucio y vago, que se rodea de especímenes aún un par de grados más abajo de su lamentable nivel, conoce en una disco a una chica preciosa, culta, y que se supone -por lo que explican- trabajadora y brillante, y resulta que se encaman (ole!: de todos es sabido que una mujer hecha y derecha elegiría siempre para follar a un mindundis feo, sin oficio ni beneficio, y que a duras penas sabe balbucear su nombre... si) y la chica queda preñada.

Justo en ese momento, quizás diez o quince minutos recién comenzado el panfleto, el Opus Dei se adueña del guión y nos mete una moralina asquerosa entre humoradas absurdas, chistes de caca-culo-pedo-pis, y otras subormaladas tan en boga en las actuales comedietas de los states, para así poder llegar sin problemas a la memoria del espectador: la chica brillante y hermosa no sólo no se plantea abortar, sino que decide esforzarse en llegar a querer al medio-simio, sólo por ser el padre de la criatura, y la unidad familiar es sagrada, si señor.

Todos los hombres que se nos muestran son imbéciles, machistas, incultos e inmaduros, pero las mujeres estereotipadas les aguantan sus gilipolleces porque son los papás de sus hijos -¡que edificante!-, y aunque las expectativas y el nivel intelectual de las mamás esté a años luz de sus sementales, ellas los soportarán, se aguantarán, y aún se obligarán a enamorarse de ellos, solo por no romper la puñetera unidad familiar ¡Que viva el sagrado sacramento!.

Tan solo recomendable para ver después de una lobotomia, o de emborracharse con los colegas de tasca antes de regresar a casa a cumplir con la parienta (que para eso está, además de para hacer la colada, cuidar a los crios, planchar, limpiar, coser, y todas esas cosas de mujeres), si es que eres de ése subgénero de hombres.
A cualquier otro que sepa leer el repugnante mensaje subliminal, las arcadas y los espasmos estomacales le harán desear invadir EEUU en busca de armas de destrucción neuronal masiva, como esta disimulada coproducción Vaticano-americana.

Ahora fusilen a gusto, pero sin ponerme venda alguna en los ojos. Eso ya lo intentó esta birria, y por ello me siento tan sumamente ofendido.
Kingo
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