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Madagascar Madagascar · París, Texas
Voto de Hanshiro Tsugumo:
10
Cine negro. Thriller. Intriga. Drama En un momento crucial de su vida financiera, Gondo (Toshirô Mifune), un directivo de una importante empresa de zapatos, recibe la noticia de que su hijo ha sido secuestrado. El rescate exigido es una gran cantidad de dinero, pero Gondo la necesita para cerrar una negociación que le dará el control de la empresa. (FILMAFFINITY)
12 de mayo de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una soberbia obra maestra de cine negro. El realismo impera sobre el efectismo típico del cine estadounidense, donde hay un héroe incomprendido en el cuerpo de policía que resuelve el caso prácticamente solo. Kurosawa desmenuza una investigación policial hasta lo subatómico; cada agente es un órgano, organismo u organela que forma parte de un todo que funciona como una unidad. No hay héroes, hay una investigación minuciosa donde cien personas tienen el 1% de mérito cada una.

La primera parte es casi teatral, minimalista y sobrecogedora. Con un inmenso Toshiro Mifune que se come cada escena con wasabi. Acompañado por los colosos Tatsuya Nakadai y Takashi Shimura. Tres de los mejores actores de la historia del cine. Desde su atalaya, Gondo contempla una urbe que acumula odio frente a las diferencias sociales, un verdadero infierno que se mide en yenes, altitud social y Celsius.

Como ya hizo Kurosawa en “El perro rabioso”, denuncia un capitalismo invasivo que degrada la posición del ser humano en favor del dinero. Una herramienta que se rebela contra su creador, convirtiendo a los humanos en meros esclavos al servicio de la que se supone que era su creación para una vida más fácil. Ya lo mostró Kubrick en “2001”, por mucho que se inventen teorías, el inicio de la herramienta para muestro beneficio y cómo termina la herramienta utilizándonos a nosotros. También recuerda a “El perro rabioso” ese realismo en la investigación policial y el móvil económico ya mencionado, como desencadenante inevitable de una cadena de crímenes.

Reconozco que odio tener que hacer esto, pero el maestro me ha ganado, le concedo el sobresaliente redondo que merece. Porque nos brinda una obra magistral en todos los sentidos, desde el director a los actores, pasando por el guión y la fotografía que no es en blanco y negro, sino rosa esperanza.
Hanshiro Tsugumo
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