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Madagascar Madagascar · París, Texas
Voto de Hanshiro Tsugumo:
6
Orozco el embalsamador
2001 Colombia
Documental, Intervenciones de: Froilan Orozco
5,8
179
Documental Documental en la línea de "Mondo Cane" o "Faces of death", que nos muestra el trabajo de Orozco, un embalsamador que trabaja en Colombia. (FILMAFFINITY)
10 de febrero de 2019
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil llegar al conocimiento de la existencia de este documental, pero nunca es tarde si la dicha es buena.

Está mal que lo diga, aunque me escudo en el anonimato para responder al usuario loboden muchos años después, ya que yo sí he presenciado y practicado con mis propias manos autopsias, por cortos periodos de tiempo en los que he trabajado como forense a ratos sí, a ratos no (no como embalsamador, que es otro trabajo del que conozco lo justo).

Efectivamente las maneras y los métodos empleados por el tal Orozco no son las mejores. Ya hace algunos meses que vi el documental y no lo recuerdo en su totalidad, pero sí me impresionó como mueve los cadáveres con correas, como si fueran embutido, para subirlos a la mesa. Aunque también es cierto que no tiene ayuda para realizar tal tarea físicamente exigente, además de sus problemas de salud que le complican realizar semejante esfuerzo. Tenía el hombre una teoría absurda de por qué no abría los cráneos, asegurando que se aceleraba la putrefacción o algo así. La impresión que me dio realmente es que carecía de los medios materiales y la ayuda necesaria para abrir cráneos y examinar el encéfalo (evidentemente es muy importante hacerlo, siempre hay que explorar las tres grandes cavidades: craneal, torácica y abdominal). Las vísceras se extraen en bloque, se examinan, se pesan y, tras hacerle a cada órgano su pertinente examen (quedan troceados en varias partes), se introducen en bolsas y de nuevo al interior del cuerpo. Los rellenos con trapos, resinas y demás materiales corresponden al trabajo de los embalsamadores en los tanatorios, no es competencia del médico forense maquillar ni lavar el pelo ni demás acciones, “solo” describir lesiones, fechar la muerte, buscar tóxicos, causa de la muerte y si es violenta o natural, patologías concomitantes y demás circunstancias.

En un momento del documental aparece un auténtico embalsamador, en un lugar de trabajo más apropiado, dentro de lo que cabe, y con mejores materiales y conocimientos, que resulta evidente, “arreglando” el cadáver de una chica. Las diferencias con el modus operandi de Orozco se hacen evidentes. Además este hombre sí abre el cráneo de la chica, como se debe hacer.

El señor Orozco, que en paz descanse, da la impresión de ser un superviviente en un mundo cruel, violento, en el que una vida no vale absolutamente nada. Solo se gana la vida haciendo un trabajo desagradecido de la única manera que puede, sin medios técnicos, humanos ni conocimientos necesarios. Hacía un trabajo más o menos aceptable según para quien lo quiera ver, sobre todo por el nulo valor de las personas en ese ambiente, ganaba su dinero y vivía. Y esa parece ser toda su preocupación, más allá de hacer un buen trabajo o tratar con algo de delicadeza a los cuerpos.

La musiquilla de salsa omnipresente se torna macabra y algo desquiciante. Aparecen además escenas de levantamientos de cadáveres en la calle, todas muertes violentas, rodeados de curiosos y niños, que presencian por ejemplo a un chaval cosido a tiros en una acera, o a una prostituta molida a palos y apuñalada en la calle, a plena luz del día. Aunque no lo crean, esas cosas existen, y algunos nos las hemos tragado porque alguien tiene que hacerlo. El mal nunca toma vacaciones, y en ciertos países forma parte del día a día.
Hanshiro Tsugumo
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