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Voto de Charlotte Harris:
8
Drama Sandra dispone sólo de un fin de semana para ir a ver a sus colegas y convencerlos de que renuncien a su paga extraordinaria para que ella pueda conservar su trabajo. Su marido la acompaña para apoyarla. (FILMAFFINITY)
24 de mayo de 2014
120 de 130 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sandra (Marion Cotillard) es despertada en mitad de la siesta por una llamada de una compañera que la anuncia una terrible noticia: Está despedida. Sus colegas de trabajo tenían que elegir entre ganar una prima o no, siendo Sandra el daño colateral de esa elección. Y la decisión, está bastante clara, solo 2 de sus 16 compañeros la apoyan. Este es el planteamiento laboral, tan maquiavélico como (in)creíble que los Dardenne plantean, una empresa cualquiera y sus decisiones para conseguir la competitividad en un mercado libre y globalizado es la excusa para contarnos esta lucha entre David y Goliath. David es Sandra. Y Goliath también.

Sandra está casada con Manu (El eterno acompañante de los belgas Fabrizio Rongione) con el que tiene dos hijos; juntos, han luchado para conseguido mudarse de los alojamientos sociales a una casa a las afueras de la ciudad (Otro eterno acompañante de los hermanos Dardenne: Liege) Este golpe económico llega en el momento en que Sandra estaba saliendo de la depresión que la acechaba desde hacía un tiempo. Este fantasma invisible es una marca difícil de eliminar, una marca dispuesta a abrirse en cualquier momento, una marca que busca la mínima debilidad para coger fuerzas. Durante este fin de semana (Con sus dos días y su noche) Sandra no solo tendrá que convencer a sus compañeros de trabajo a que renuncien a su prima para que así ella pueda trabajar, sino que además tendrá que luchar contra ella misma.

Estilo realista, grabado en largas escenas, con una cámara que acecha a sus protagonistas tanto por su cercanía como por su persistencia, con multitud de exteriores y una luminosidad de buen día de verano, los Dardenne nos plantean una película extrañamente optimista, que atrapa por una emotividad constante. Los hermanos nos presentan un trabajo soberbio (¿Acaso saben hacerlo de otro modo?) que se ve impulsado por una Marion Cotillard en estado de gracia, una Marion que cada vez arriesga más, se compromete más, una Marion que demuestra que lo mismo puede protagonizarte un Blockbuster de Superheroes, para después eliminar el acento parisino, sustituirlo por un deje belga y recrear un personaje lleno de matices, un personaje que desprende fragilidad con una sola mirada y de iluminar la pantalla con una sola sonrisa.

“Deux jours, un nuit” no es una película social, ni un drama obrero, ni un melodrama, ni una película sobre la depresión, es todo y nada. Quizás lo más acertado sería tratarla como una epopeya, una lucha. Una pequeña gran película (Como la mayoría de las grandes películas, esas que salen de lo ínfimo, de lo sencillo, de lo vulgar y cotidiano. O al menos para esta que escribe, estos son los ingredientes indispensables), que no solo trata de una mujer luchando contra su depresión, por su puesto de trabajo y por sobrevivir (Algo muy “Dardenniano” por otra parte), sino que también nos hablar de la solidaridad, de la empatía hacia el otro, que rebusca en los límites entre el egoísmo y la estabilidad, una lucha, en definitiva, hacia la dignidad humana.

“Deux Jous, un nuit” es y será una de las películas más emotivas (Sin moralina tendenciosa) y brillantes (En sus dos acepciones: “Que brilla” y “Admirable o sobresaliente”) de este 2014. Durante 48 horas seguimos a nuestra protagonista tocar el fondo para impulsarse con más fuerza hacia la luz. Un viaje de esos por los que merece la pena pagar una entrada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charlotte Harris
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