Y es que Manta Negra es la mejor definición de la película. Tiene el aspecto de un villano de Power Rangers, habla como un villano de Power Rangers y se mueve y pelea con esa soltura tan propia de los efectos especiales de serie Z. Y ese es el nivel del resto.

Aquaman es el compendio de todo lo bizarro, kistch y hortera del universo DC comic, ensamblado en un guión que da vergüenza ajena. Todos los tópicos, todos los clichés y todos los lugares comunes del cine de entretenimiento salen reflejados uno tras otro sin que a los guionista les tiemble el pulso. Ahora imitamos a Indiana Jones descubriendo tesoros, ahora al Señor de los Anillos y sus batallas, un poco de Blade Runner, algo del Asgard de Thor... Personajes caricaturizados, razonamientos absurdos y tira palante. Un abuso (espero que consciente) de los neones, los colorines y las explosiones.

Personajes que se cambian de ropa en un cambio de plano, otros que salen corriendo después de tener las piernas aplastadas por una pared de hormigón, gente que respira dentro y fuera del agua porque sí, gente que se tira de un avión en marcha y sale sin un rasguño pero que se corta con un simple cuchillo...

El único que se salva es Jason Momoa porque este papel de garrulo socarrón le viene perfecto. Y Dolph Lundgren porque la cirugía estética le ha dejado una cara perfecta para interpretar este tipo de personajes. El resto del reparto provoca vergüenza ajena, sobre todo Dafoe y Kidman, que parecen pulpos en un garaje.

Hablando de pulpos, la famosa escena del calamar tocando tambores también es un buen resumen de Aquaman. O el beso en medio de la batalla, con luces y fuegos artificiales por todos lados, que faltaban Bob Esponja y Patricio haciendo los coros.

Y ha sido un éxito en taquilla, así que se nos vienen otras dosis de Mantas Negras y calamares percusionistas....