Hay que agradecerle a Villeneuve que se atreviese con este Mihura. Hacer la secuela de una película mítica es meterte en la boca del lobo, hagas lo que hagas te van a despellejar. Así que tiene un gran mérito en atreverse y más aún, el hacerlo intentando no quedarse en lo fácil. En este tiempo de nadería, fugacidad y vacuidad, lo más fácil hubiese sido tirar por el pim-pam-pum, el espectáculo para todos los públicos prefabricado y el aquí paz y después gloria. Total, le iban a llover críticas igual...

En lugar de ello el canadiense optó por intentar darle enjundia al conjunto y no quedarse en el blockbuster habitual de Hollywood. Tiene buen gusto y sabe dirigir, así que esta secuela intenta recoger al menos parte de la carga filosófica de su predecesora y aportar algo a la historia.

Así dicho, Blade Runner 2049 tendría que ser una gran película. Pero por desgracia no lo es. Huyendo del espectáculo fácil, de los tiroteos sin fin y la acumulación de CGI, Villeneuve acaba cayendo justo a todo lo contrario.

Y es que la película es larga, lenta, incluso lánguida. A fuerza de querer ser profunda acaba siendo pomposa, de tanto huir del entretenimiento ramplón, termina resultando pesada. Hay una linea muy fina que separa la poesía del artificio, la filosofía del aburrimiento y lo bonito de lo recargado. Y Villeneuve la cruza varias veces. Sobra un montón de metraje, de planos que no aportan nada. Creo que nunca he visto tantas veces la nuca de un protagonista en una película, pero en esta tenemos un montón de secuencias en las que observamos a Ryan Gosling observando a su vez paisajes y objetos variopintos. Cada vez que se encuentran dos personajes sabemos que nos esperan varios minutos de conversación, supuestamente dramática e intensa pero normalmente plúmbea y aburrida. Incluso las (escasas) peleas y escenas de acción parecen transcurrir a cámara lenta, como si sus participantes estuviesen drogados y/o flotando en aceite...

Tal vez el mejor representante de este fallo sea el personaje de Jared Leto, que está escrito, diseñado e interpretado para resultar fascinante y resulta ser un lunático con ojos artificiales que se pasa la película diciendo y haciendo cosas absurdas. O esa historia de amor entre K y Joi, que pretende ser melancólica y dramática y acaba en estrambótica...

Tampoco es que sea un desastre, es una buena película que con una hora menos hubiese sido mejor. Intenta, sin lograrlo, tener cierta trascendencia pero al menos tiene el valor de intentarlo. Estoy seguro que con cualquier otro director hubiese sido un churro infumable, pero Villeneuve tampoco consigue una película redonda ni de lejos. Tal vez sea imposible lograrlo con el recuerdo de la original hipotecándolo todo.

P.D. Harrison Ford sale para justificar su presencia porque su papel es bastante prescindible, en realidad...