El primer capítulo promete, sobre todo porque las escenas de tensión funcionan, todo hay que decirlo. Pero es en el segundo en el que se desvela el verdadero planteamiento y tono de la serie: los giros argumentales son tan abundantes como convenientes y a ratos también artificiosos. Por otro lado nuestro Terminator protagonista se mantiene en un limbo moral del que no parece salir nunca y claro, llega un punto en el que ya te da igual las decisiones que tome. Al final el personaje va dando tumbos como el propio hilo argumental, sin saber muy bien el camino que seguir ni el problema que tratar, y el resultado es un thriller con menos contenido del pretendido y que va cayendo hacia lo convencional por mucho que (o precisamente a causa de que) pretenda apuntar a varios temas a la vez.