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Voto de AngelsRup:
7
5,4
1.196
Comedia. Drama
David Owen (Tim Robbins), un empresario de mediana edad a quien el infernal ruido de Nueva York está volviendo loco, emprende una especie de cruzada para destruir los artefactos que le hacen la vida imposible. Poco a poco empieza a tener seguidores, con cuyo apoyo se enfrentará tanto al vecino que deja encendida la alarma de su coche como al mismísimo alcalde de la ciudad. (FILMAFFINITY)
25 de abril de 2009
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si vives en la sociedad del ruido… adáptate a él.
La una de la madrugada en la ciudad…camión de la basura chirriando con sus viejos frenos, makinero tuneado con música a tope y ventanilla bajada, vecina que habla a gritos a sus niños y arrastra sillas sin gomas en las patas...
Las seis de la mañana en la ciudad…barrendero que suelta la tapa del contenedor desde el ángulo recto, bar de enfrente que saca la pila de sillas/mesas a la calle, arrastrando su aluminio y golpeándolas unas con otras, si es Semana Santa (6:00 y día hábil) legionarios desfilando por la calle desierta tocando sus tambores hasta el templo del cristo que van a escoltar esa noche, moto sin tubo de escape del fiestero que vuelve a casa…
Si te identificas con esas situaciones y a menudo, mientras las soportas, has deseado tener una escopeta de bolas de goma y tirarle en la cabeza al atronador…vete a ver la película porque descubrirás no sólo que tú no eres el obsesivo, ni el molesto protestón contra la agresión, sino que son los demás los inadaptados a la convivencia y los que deberían pagar por lesionar. Con el precio de la entrada también tienes derecho a hacer tuyo el momento de gloria del protagonista cuando ejecuta su venganza.
Saldrás del cine con ganas de darle su merecido al primero que haga sonar el claxon para celebrar una victoria de su equipo y con el regusto de no sentirte culpable por pensarlo…¿ejecutarlo??...uhmm...
Tim Robbins borda el papel del cotidiano padre de familia obsesionado con luchar contra la contaminación acústica, siempre evitable, tomándose la justicia por su mano, ya que ésta no pone remedio a la fuente del problema sino que las medidas las toma contra él: la poli no acude cuando un coche agrede a la persona; viene rápido cuando la persona atenta contra el coche.
William Hurt encarna muy dignamente a un alcalde a medio camino (gestual) entre el “jocker” de Batman y (atuendo) el payaso que no supera la prueba del lavado de Micolor y pierde intensidad. Hay que ser buen actor para posar así y salir bien parado.
Tenemos a otra españolita en las américas: María Ballesteros que, se ha quitado parte del entrecejo que la caracteriza (similar al de la adolescente Inés Sastre en La Misión), pero sigue mostrando que no es necesario depilarse las cejas a lo Marlene para resultar atractiva y tener gancho sexual… y si no que se lo digan al Robbins en su escena de menage à trois, al que le cambia la expresión al escuchar la comparativa de búsqueda de la perfecta ciudad sin ruido y la del perfecto cuerpo sin un chumuni feo. Menudo comienzo en el mercado de hollywoodland (aunque Henry Bean es más bien de Sundance).
La una de la madrugada en la ciudad…camión de la basura chirriando con sus viejos frenos, makinero tuneado con música a tope y ventanilla bajada, vecina que habla a gritos a sus niños y arrastra sillas sin gomas en las patas...
Las seis de la mañana en la ciudad…barrendero que suelta la tapa del contenedor desde el ángulo recto, bar de enfrente que saca la pila de sillas/mesas a la calle, arrastrando su aluminio y golpeándolas unas con otras, si es Semana Santa (6:00 y día hábil) legionarios desfilando por la calle desierta tocando sus tambores hasta el templo del cristo que van a escoltar esa noche, moto sin tubo de escape del fiestero que vuelve a casa…
Si te identificas con esas situaciones y a menudo, mientras las soportas, has deseado tener una escopeta de bolas de goma y tirarle en la cabeza al atronador…vete a ver la película porque descubrirás no sólo que tú no eres el obsesivo, ni el molesto protestón contra la agresión, sino que son los demás los inadaptados a la convivencia y los que deberían pagar por lesionar. Con el precio de la entrada también tienes derecho a hacer tuyo el momento de gloria del protagonista cuando ejecuta su venganza.
Saldrás del cine con ganas de darle su merecido al primero que haga sonar el claxon para celebrar una victoria de su equipo y con el regusto de no sentirte culpable por pensarlo…¿ejecutarlo??...uhmm...
Tim Robbins borda el papel del cotidiano padre de familia obsesionado con luchar contra la contaminación acústica, siempre evitable, tomándose la justicia por su mano, ya que ésta no pone remedio a la fuente del problema sino que las medidas las toma contra él: la poli no acude cuando un coche agrede a la persona; viene rápido cuando la persona atenta contra el coche.
William Hurt encarna muy dignamente a un alcalde a medio camino (gestual) entre el “jocker” de Batman y (atuendo) el payaso que no supera la prueba del lavado de Micolor y pierde intensidad. Hay que ser buen actor para posar así y salir bien parado.
Tenemos a otra españolita en las américas: María Ballesteros que, se ha quitado parte del entrecejo que la caracteriza (similar al de la adolescente Inés Sastre en La Misión), pero sigue mostrando que no es necesario depilarse las cejas a lo Marlene para resultar atractiva y tener gancho sexual… y si no que se lo digan al Robbins en su escena de menage à trois, al que le cambia la expresión al escuchar la comparativa de búsqueda de la perfecta ciudad sin ruido y la del perfecto cuerpo sin un chumuni feo. Menudo comienzo en el mercado de hollywoodland (aunque Henry Bean es más bien de Sundance).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Lo que no se acaba de hilar bien es que Tim Robbins, buen padre de familia, amante de su mujer, es capaz de perder su matrimonio, casa, amigos, trabajo... por cumplir cada noche, durante varios años, su obsesión de erradicar molestias y, sin embargo, durante los meses de la recogida de firmas se rehabilita (único periodo en la que ni es arrestado ni multado) y deja de ejecutar su misión de rectificador.
Muy bueno el toque "demoledor de mundos idílicos" con la escena bucólica en la casa de campo, disfrutando de la paz y tranquilidad que ofrece un invento tecnológico sustitutivo del trabajoso rastrillo para recoger las hojas, a gasolina y con ojo a la virulé como efectos secundarios.
Perdono el color rubio-pollo que le han puesto en el pelo a la pobre niña que hace de hijita de Robbins.
Le he puesto un punto más a mi votación como apoyo a lo que representa la historia.
Muy bueno el toque "demoledor de mundos idílicos" con la escena bucólica en la casa de campo, disfrutando de la paz y tranquilidad que ofrece un invento tecnológico sustitutivo del trabajoso rastrillo para recoger las hojas, a gasolina y con ojo a la virulé como efectos secundarios.
Perdono el color rubio-pollo que le han puesto en el pelo a la pobre niña que hace de hijita de Robbins.
Le he puesto un punto más a mi votación como apoyo a lo que representa la historia.