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Voto de AngelsRup:
3
5,3
11.745
Drama. Romance
Verano de 2008. Se inspira en el film 'En la cama', del chileno Matías Bize. En un hotel del centro de Roma se conocen una rusa y una española. Al día siguiente, Alba volverá a España y Natasha a Rusia. En la habitación del hotel se respira una atmósfera cargada de erotismo y sensualidad. Entre ellas nace un sentimiento nuevo que ambas aceptan. Durante doce horas, las dos mujeres se confían sus vidas, hablan de sus compromisos y del ... [+]
25 de abril de 2010
136 de 209 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia cuenta un enamoramiento extremo entre dos mujeres desconocidas, tras pasar una noche de encuentros físicos, emociones y revelaciones de secretos.
No me creo el resultado, simplemente.
Las propias enamoradas explican que esta noche han sentido el amor más profundo, pasional y arrebatador que han experimentado nunca por nadie… que serían capaces de dejarlo todo (sus actuales vidas, parejas, trabajos…) por quedarse en Roma juntas… que van a gozar del mejor orgasmo de su vida… Pero ninguna de esas intenciones se llegan a concretar.
El anuncio del mejor orgasmo de sus vidas acaba siendo dos corriditas con las manos y un 69. Ninguna de las escenas de sexo muestra esa pasión extrema que tanto prometen. Sensibilidad y caricias, sí pero… qué lástima si esa ha sido, como dicen ellas, su mejor experiencia sexual…
El profundo enamoramiento proviene de la complicidad que se crea entre ellas al desvelarse secretos de sus vidas, al explicar sus sufrimientos, miedos, complejos, invenciones y fantasías… una vez más, lo que se refleja en la pantalla no llega al nivel de pasión y enamoramiento que es capaz de volverte la vida del revés, que te arrebata los sentidos y que te hace desmayar en el dolor-placer. La idea que intenta transmitir Medem existe, pero no tiene un resultado intenso, creíble, real. Se percibe que las chicas se llevan bien, pero no más.
Lo mejor son las interpretaciones de las chicas. Debe ser muy difícil rodar durante semanas encerradas en una habitación de hotel, todo el día en pelotas con primeros planos de cada centímetro de piel. Las actrices se merecen la enhorabuena por su expresividad, porque se meten en su papel, por su talento, en general.
Enhorabuena también por sus cuerpos, preciosos, cuidados, ajustados al modelo de belleza de pasarela de moda, aunque prefiero al modelo de belleza cinematográfica, con más curvas, como Laeticia Casta, Monica Belluci o nuestra Pe con relleno en el culete, como en Volver. En este caso han seleccionado unos cuerpos ideales para exponerlos desnudos durante una hora del metraje: belleza corporal inmaculada, sin impacto visual de celulitis, carnes que se mueven como un flan, pieles caídas… Qué hermosas son Elena y Natasha!!!
Algo que me ha gustado no está en la película en sí, sino en el entorno: el ambiente que se respira en la sala está lleno de cariño, sensibilidad, amor, buen rollo, apertura de mente, orgullo de colectivo… es natural: si se echa un vistazo justo antes y después del apagadoy encendido de luces, se ven múltiples parejas (lésbicas) cogidas de la mano, con los ojos brillantes, ilusión en la cara, sonrisas cómplices… ese factor extrínseco da gusto vivirlo y hace subir la valoración de la propia película.
No me creo el resultado, simplemente.
Las propias enamoradas explican que esta noche han sentido el amor más profundo, pasional y arrebatador que han experimentado nunca por nadie… que serían capaces de dejarlo todo (sus actuales vidas, parejas, trabajos…) por quedarse en Roma juntas… que van a gozar del mejor orgasmo de su vida… Pero ninguna de esas intenciones se llegan a concretar.
El anuncio del mejor orgasmo de sus vidas acaba siendo dos corriditas con las manos y un 69. Ninguna de las escenas de sexo muestra esa pasión extrema que tanto prometen. Sensibilidad y caricias, sí pero… qué lástima si esa ha sido, como dicen ellas, su mejor experiencia sexual…
El profundo enamoramiento proviene de la complicidad que se crea entre ellas al desvelarse secretos de sus vidas, al explicar sus sufrimientos, miedos, complejos, invenciones y fantasías… una vez más, lo que se refleja en la pantalla no llega al nivel de pasión y enamoramiento que es capaz de volverte la vida del revés, que te arrebata los sentidos y que te hace desmayar en el dolor-placer. La idea que intenta transmitir Medem existe, pero no tiene un resultado intenso, creíble, real. Se percibe que las chicas se llevan bien, pero no más.
Lo mejor son las interpretaciones de las chicas. Debe ser muy difícil rodar durante semanas encerradas en una habitación de hotel, todo el día en pelotas con primeros planos de cada centímetro de piel. Las actrices se merecen la enhorabuena por su expresividad, porque se meten en su papel, por su talento, en general.
Enhorabuena también por sus cuerpos, preciosos, cuidados, ajustados al modelo de belleza de pasarela de moda, aunque prefiero al modelo de belleza cinematográfica, con más curvas, como Laeticia Casta, Monica Belluci o nuestra Pe con relleno en el culete, como en Volver. En este caso han seleccionado unos cuerpos ideales para exponerlos desnudos durante una hora del metraje: belleza corporal inmaculada, sin impacto visual de celulitis, carnes que se mueven como un flan, pieles caídas… Qué hermosas son Elena y Natasha!!!
Algo que me ha gustado no está en la película en sí, sino en el entorno: el ambiente que se respira en la sala está lleno de cariño, sensibilidad, amor, buen rollo, apertura de mente, orgullo de colectivo… es natural: si se echa un vistazo justo antes y después del apagadoy encendido de luces, se ven múltiples parejas (lésbicas) cogidas de la mano, con los ojos brillantes, ilusión en la cara, sonrisas cómplices… ese factor extrínseco da gusto vivirlo y hace subir la valoración de la propia película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El título de la crítica corresponde a una escena de la película: Natasha no está convencida del buen resultado sexual con una mujer y le pide a Alba que utilice un vibrador o una botella. Alba contesta que no quiere que nada masculino se interponga entre ellas, a lo que Natasha responde que lo que pone en la etiqueta de la botella "Toscana", suena muy femenino.
La idea es buena y promete, porque empiezan a juguetear con la botella y sus cuerpos, pero el resultado está vacío, porque no acaba siendo ninguna pasión sino un juqueteo repetido e interrumpido en el que no se atreven a dejarse llevar.
Mención al camarero de Hotel: simpático, atractivo, que se emociona con la idea de hacer un trío pero que, tras su desilusión, las trata con la complicidad simpática de la situación.
Esta película se proyectó en la inauguración y clausura del Festival de Cine de Málaga (fuera de concurso). En las dos ocasiones tuvo aplausos del público y, seguramente, eso seguirá pasando después de su estreno, no porque la película sea magnífica sino porque el colectivo de lesbianas abarrota la sala y premia el atrevimiento de haber plasmado una historia como esa.
Esta es una de esas películas que tiene su público definido. Sin ánimo de comparar las películas sino sólo concretar lo que quiero decir con lo de que “tiene su público”, también se llenan las salas con “Indiana Jones” que tiene masivo de adolescentes cada vez que hacen una secuela, o también “Que se mueran los feos” consiguió agotar entradas mucho antes que ninguna otra película a concurso del Festival (excelentes, por cierto), pero no por número de público se cuenta la excelencia de un film.
La idea es buena y promete, porque empiezan a juguetear con la botella y sus cuerpos, pero el resultado está vacío, porque no acaba siendo ninguna pasión sino un juqueteo repetido e interrumpido en el que no se atreven a dejarse llevar.
Mención al camarero de Hotel: simpático, atractivo, que se emociona con la idea de hacer un trío pero que, tras su desilusión, las trata con la complicidad simpática de la situación.
Esta película se proyectó en la inauguración y clausura del Festival de Cine de Málaga (fuera de concurso). En las dos ocasiones tuvo aplausos del público y, seguramente, eso seguirá pasando después de su estreno, no porque la película sea magnífica sino porque el colectivo de lesbianas abarrota la sala y premia el atrevimiento de haber plasmado una historia como esa.
Esta es una de esas películas que tiene su público definido. Sin ánimo de comparar las películas sino sólo concretar lo que quiero decir con lo de que “tiene su público”, también se llenan las salas con “Indiana Jones” que tiene masivo de adolescentes cada vez que hacen una secuela, o también “Que se mueran los feos” consiguió agotar entradas mucho antes que ninguna otra película a concurso del Festival (excelentes, por cierto), pero no por número de público se cuenta la excelencia de un film.