Hace ya casi una década se creo esta comedia llamada el Man es Germán derivada de la olvidable novela Las detectivas y el Víctor protagonizado por Santiago Alarcón y no sé la verdad que le ven de gracioso.
Es la historia de Germán el punkero sin oficio que estuvo sin éxito en los Estados Unidos y regresó a su tierra natal para recuperar su territorio, o sea su barrio, y lidiar aventuras junto con sus parceros de su misma tribu social Frito, MIchael Geovanny y Bulto'e sal; y además tiene su hijo Jonathan (su apodo cariñoso es el Tigre) que le sigue sus pasos y su hembra platónica Jasbleidy. Convive con sus vecinos: Graciela casada con un extranjero acaudalado y que quedo dueña de una tienda de barrio, la misma Jasbleidy casado con Samir Bola 8 (y que posteriormente quedo viudo), el conflictivo entrenador de fútbol Calixto, el irritable Hernando Pérez (don HP), la parlanchina enamoradiza Paty, etc.
Es una comedia costumbrista, pero con libretos muy clichezudos y de doble sentido. Un ejemplo fehaciente es con: "beso al moso, beso al marido". No niego que Santiago Alarcón ejecuta papeles extraordinarios pero se sobreactúa bastante y resulta muy hostigante por lo que eclipsa al resto del elenco que guarda un estereotipo más o menos creíble. Sin embargo, su historia es muy sana teniendo como base los valores positivos, mamando gallo, rebusque lidiando con la cultura cotidiana del colombiano de a pie, punkeros, y demás personas refrescándole el desarrollo de la misma muy similar a la de don Chinche que por mí no debería tener punto de comparación.
Ahora cuenta con cuatro temporadas y quién sabe si va a tener otra nueva temporada porque ya se ha ido desgastando con el pasar del tiempo y ya no se sabe más que inventar para sostener a esta pasable serie. En fin. A pesar de mis reparos que le hice a esta comedia, vale la pena verla sólo para pasarla un buen rato ya que hoy abundan muchas vacas flacas en ficciones que nada atrae al televidente y sólo ponen más de lo mismo. De nuevo les pido a las productoras televisivas que innoven y dejen la pereza. Ponganse las pilas y no se preocupen tanto de la audiencia conformista y del billete a granel.