La serie es la vida en un supuesto mercado, y digo supuesto porque lo que vemos no es más que una calle de papel cartón hecha en una guardería pública. Allí una carnicera, un pescadero, un frutero y un bar, nunca puede fallar un bar, intercambian experiencias sobre lo duro que es llegar a fin de mes.

Prepárense para escuchar la palabra crisis unas 20 veces por minuto y un humor basado en palabrotas, golpes, ostias, flatulencias y demás surtido. En un gag humorístico llegué a contar 23 palabrotas.

Vamos que estamos ante un ejemplo claro de humor inteligente, porque es verlo y sentirte extremadamente listo. Además los actores se encargan de recitar los diálogos a toda velocidad como para que parezcan que dicen algo con gracia. Es como las matrimoniadas de marcado carácter teatral y eso que no es ni bueno ni malo, aquí se convierte en lo peor del mundo.

Además la única linea argumental es la misma que siempre sacan en todas y cada una de las series de este hombre, unos peces gordos inmobiliarios quieren comprar el mercado, vamos el autoplagio llevado al extremo.

Ante tal despropósito tenemos una serie de estereotipo tipología moreno. vamos que tenemos:
Un inmigrante,
Un andaluz,
Un gay,
Una soltera independiente,
Un joven guapo,
Una señora mayor,
Una guapa tonta,
Un catalán,
Un fan del atleti,
Un vasco,
Dos gamberrillos,
Y así podía seguir.

Una cosa es hacer una serie para intentar llegar al mayor público posible y otra muy distinta es meter a todo el público dentro de la serie.

Y encima los actores son los que son. Por un lado tenemos a Neus Asensi, que viene a ser lo que queda alrededor de unos morros de silicona.
Vamos, que su talento es inversamente proporcional a la silicona que lleva en el cuerpo.

El otro gran actrizón de la serie es Miriam Diaz Aroca.
Odio a esta mujer.
Yo creo que ella sola está sobreactuada en su vida, así que imagínatela como carnicera…

El resto una colección de tópicos tras otro, de situaciones mil vistas y de chistes sorprendentes, porque te sorprende que cada vez que ves uno malo y crees que no se pueden superar llega otro peor.
No me parece solo lo peor, es que me parece que está a la altura de aquel botones sacarino.