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Voto de Caith_Sith:
6
Drama. Ciencia ficción Jamie Salter es un cómico fracasado que se convierte en la voz de Waldo, un anárquico personaje animado de un típico late night de humor. La vida de Salter se escapa de control cuando, frustrado por el mundo de la política, el oso azul Waldo se convierte en un firme candidato en las próximas elecciones. Tercer episodio de la segunda temporada de la miniserie "Black Mirror" creada por Charlie Brooker. (FILMAFFINITY)
26 de febrero de 2013
73 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charlie Brooker pone cierre final a la segunda temporada de Black Mirror con un episodio menor, pero indudablemente interesante, que aborda el tema de la política y la facilidad de crear iconos de rebeldía con objetivo de ridiculizar el sistema. No mucho más inspirado que su premisa, The Waldo Moment está escrito a cuatro manos por Brooker y Christopher Morris, director de aquella oscurísima sátira llamada Four Lions, y aunque esta unión debería haber producido un guión más sólido lo cierto es que parece haberlo resquebrajado en lugar de insuflarle densidad. La historia sigue a un cómico encargado de dar vida a 'Waldo', un oso azul digital, un icono televisivo de culto, que un día decide probar a meterse con un político y resulta que a la gente le gusta... lo que le lleva por ese camino hasta sus últimas consecuencias. El problema es que el guión tienda dos hilos: la vida dentro y fuera de ese rol, y el interno no interesa. Y el externo es demasiado arquetípico. Funcional, no obstante.

Los conceptos que maneja The Waldo Moment nos los conocemos de memoria pero siguen teniendo entidad, si bien es indudablemente el episodio que de forma menos imaginativa (y añádase, menos mordaz) maneja los códigos que han servido a Black Mirror para convertirse en un hito de la pequeña pantalla. Como dice un personaje en un momento dado, "sólo es un oso que hace chistes de pedos". Brooker parece abrazar para la creación de este icono al modelo de "Padre de familia" o más concretamente "Ted", pero sin ser capaz de recoger -de este último- la candidez o la 'verdad' que harían entender esa parte del guión en el que conocemos qué hay detrás y como afecta a la persona la propia creación del mito. Alguna escena sobresaliente (ese reemplazo abrupto), un concepto explotado con coherencia pero sin demasiada brillantez y eso sí... un epílogo muy innecesario. Sitúa y permite percibir qué ha ocurrido con todo aquello... pero cae de lleno en la vulgaridad, alejándose de la inteligencia con la que Brooker ha sabido hasta ahora hacer de estas píldoras de mal rollo algo esencial y particularmente disfrutable.

The Waldo Moment es el peor de los seis fragmentos que (por ahora) forman Black Mirror, pero qué duda cabe: sigue mereciendo la pena. Fin de etapa, pues, con una segunda temporada inferior a la primera (con peores datos de audiencias, además); pero el mundo en que vivimos da para tantísimas historias y la mente de Brooker es tan brillante que no queda otra que desear más episodios. Veremos si Channel 4 los concede o si este es el adios al 'espejo negro' del mundo 2.0.
Caith_Sith
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