Sólo habían pasado 4 años y Pixar Animation Studios ya contaba con tres producciones, la primera "de prestado" y las dos restantes, dirigidas por John Lasseter, completamente lícitas. "Tin Toy" es, para un servidor, junto a "Luxo Jr.", una de las muestras de talento más desgarradoras de los años 80, dos obras salidas de un visionario que un año más tarde no sólo se superaría sino que pondría un techo que rara vez se ha alcanzado. Pero no adelantemos acontecimientos: su "El globo rojo" era -al menos a nivel temático- un antecedente de "Luxo Jr." y "El sueño de Red", "Tin Toy" es -claramente- el de la posterior Toy Story. O haciendo otro símil, podría equipararse este cortometraje al "Vincent" de Burton y la posterior "Pesadilla Antes de Navidad" de Sellick. En ambos ejemplos se encuentran condensadas las obsesiones de sus creadores y se exploran a través de un par de personajes centrales: hay un "héroe" improvisado, con una necesidad, y un "villano" circunstancial. Uno existen el uno sin el otro, son el sol y la luna.

La historia comienza cuando un juguete "llega" a su huevo hogar. Es un músico de plástico, que pronto va a conocer a su dueño: un bebé. Es aquí donde por primera vez Pixar animó a un ser humano (obviando el payaso de "Red's Dream") y sorprende que, aún siendo un film del 88, las expresiones faciales y otro tipo de detalles, como las arrugas de la piel o los movimientos de las diferentes articulaciones, ya estaban perfectamente emuladas. La excusa argumental es crear peligro, una amenaza, una sensación de inquietud representada en la forma de actuar de un bebé, que lo muerde y lo tira todo por ahí. Y cómo reacciona Tin Toy, el muñeco protagonista, a este hecho. Memorables momentos como el encuentro de éste con los juguetes bajo el sofá, temblorosos, y su reacción cuando ve al niño llorando en el suelo.

Con un final hilarante, un poco agridulce a pesar de todo, "Tin Toy" se cierra y con él termina una etapa, o se inicia, mejor dicho, que llegaría hasta 1995, fecha en la que Toy Story se estrenó en los cines y grabó a fuego las letras de su estudio, Pixar, en la historia de la animación. Primer Oscar para Pixar en la categoría de cortometraje animado, el siguiente no llegaría hasta nueve años más tarde, curiosamente con otra historia sobre la soledad, tema recurrente en los trabajos del estudio.