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Voto de Caith_Sith:
6
Drama. Ciencia ficción Por una confusión en los cálculos o una avería en los dispositivos de lanzamiento, un proyectil teledirigido con cabeza atómica se ha salido de su órbita y se sabe que va a caer en una zona habitada. Se ordena evacuar el lugar, pero algunas personas, por una razón u otra, han decidido quedarse. Hasta la caída del proyectil, podemos observar su vida cotidiana, sus defectos y ambiciones. (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2010
47 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jamás me habría imaginado disfrutando con una película de Mariano Ozores, al menos no de la forma convencional en lugar de la tradicional de su cine: la parodia involuntaria. "La hora incógnita" no es sólo seria, sino que encuentra en frialdad, en su cercano retrato de un puñado de personajes, el motor que la hace funcionar y la convierte en un drama pre-nuclear tan disfrutable, honesto y valiente hacia su tramo final.

Ozores se encarga con su guión (¡sí, hay un guión!) de presentarnos a varios personajes que comparten escenario pero no localización determinada; vamos viendo cómo son, se nos presentan y van interrelacionándose. No es cine de altos vuelos en cuanto a la forma de desarrollar los personajes, no hay grandes dramas a lo Bergman ni tiene esa mirada sucia, por cercana, e hiperrealista, de otros narradores (posteriores) como Altman, Thomas Anderson o Arriaga. Lo importante aquí es situarnos en una posibilidad, remota pero que no habría sorprendido a nadie mirando antecedentes (veinte años antes había sucedido lo de Hiroshima y Nagasaki). Hacerlo bien, con recursos limitados (no hay ni un solo efecto especial en la película, todo es artesanía y dominio del tempo (¡en serio!).

El reparto funciona: no hay nadie que lo haga mal, si bien tampoco podemos hablar de otros que sobresalgan: todos consiguen, como un equipo, en global, que "La hora incógnita" sea un disfrutable drama que si bien pudo haber llegado más lejos en manos de otro responsable (Ozores no lo hace mal, pero sus limitaciones son evidentes), desde luego no desmerece. Una cinta modesta, más que correcta, que funciona bien mientras dura y que hace pensar qué habría sido de la carrera de este hombre si se hubiese dedicado seriamente al medio en lugar de hacer basura (consciente de serlo) a lo largo de su vida. Siempre nos queda ésta: una rareza digna de ver y apreciar, especialmente en estos tiempos en los que todo es digital y blandenguería: sólo hay que ver el último espectáculo circense de Roland Emmerich, "2012".
Caith_Sith
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