El título original de esta película (Coisa Ruim = Cosa Mala) es todo un acierto, quizá el único de toda esta obra portuguesa, nada que ver con la subnormalidad de título que se le ha puesto en España: El Maligno. Pero bueno, más allá de nombres, subtítulos y demás, lo cierto es que este aborto engendrado por Tiago Guedes y Frederico Serra es una de las cintas de terror más fallidas que he visto en mucho tiempo, que parte de una idea tan absurda como mal llevada a cabo y que, en definitiva, acaba por sumarse a la lista de mierda que suele ser en el 90% de los casos el terror europeo, exceptuando algunas más que dignas cintas inglesas como 28 días después o The Descent.

La historia sigue las andanzas de una familia que, oh, qué raro, se muda a una casa perdida en el culo del mundo. Y claro, ahí hace mucho tiempo pasaron cosas muy, muy malas, ¡pero mucho!, y entonces hay almas y espíritus vagando por los pasillos. Total, que la casa, situada en el típico pueblo con gente que atemoriza a los nuevos contándoles leyendas de fantasmas vengativos, empieza a dar señas de estos espectros. Para acabar de redondear, un par de imbéciles del pueblo deciden jugar a la ouija en el recinto, y se lo pasan pipa contando historias de monjas masturbándose.

Tras 30 giros ¿inesperados? que acaban por marear al espectador, y cuando toda la esperanza de ver algo decente se pierde, este par de portugueses acaban de rematar la faena sacándose de la manga una cosa aún peor que no diré por que sería desvelar el final de la cinta, pero que en definitiva es totalmente gratuita y inverosímil. La fotografía está chula, para qué negarlo, pero lo demás es totalmente vomitivo. Y además, aburre y carece de ritmo. No entiendo cómo puede estar tan bien valorada...