Es curioso lo de Kike Maíllo, de director prometedor tras recibir de forma algo discutible un Goya como mejor director novel por "Eva" (2011) a firmar "Tú y yo", un mediometraje que sirve como excusa de promoción para el nuevo disco de David Bisbal. Si atendemos a este tipo de movimientos en el pasado y además cerramos el círculo, podemos encontrar algo parecido en el caso de Jaume Balagueró y Paco Plaza, que tras unos debuts interesantes formaron equipo para sacar adelante "OT, la película" (2002). Su futuro fue mucho más interesante, qué duda cabe. ¿Pero cabría esperar algo parecido para Maíllo? Lo dudo.

Y viendo "Tú y yo" queda claro el motivo. Mientras que "OT, la película" no era más que un documental sobre una gira de los cantantes del reality de moda por aquel momento, con algo de backstage que no daba para demasiado, aquí tenemos una historia de ficción en la que un cantante de éxito (cómo no, David) se encuentra en su caravana con una tía que dice no conocerle. Así a lo loco, decide llevársela por ahí hasta que termina por enamorarse de ella. La película es sorprendentemente rica en momentos loleantes, tirando hilos a cosas como "Jules et Jim" (François Truffaut, 1961) o incluso al fanservice propio de María Valverde, como cierto inserto gratuito en el que ella y Bisbal se suben a una moto, como ocurre con Mario Casas y ella misma en "3 metros sobre el cielo" y su secuela.

Sin embargo, si algo sorprende de "Tú y yo" es su condición de meta-meta-meta-loquesea, esto es, la forma en que Maíllo y sus dos guionistas adjuntos (¡!) deciden explorar así como sutilmente la vida del propio icono al que rinden pleitesía minuto sí y minuto también (Bisbal, claro), construyendo una especie de equivalente del "Ocho y medio" de Fellini. Detalles como aquel en el que la agente de Bisbal le dice a éste que "entiende que los cantantes a veces se droguen o se vayan de putas", para añadir "que sé que tú no lo haces, que conste, pero...". O la genialidad de llamar Laura al personaje de Valverde (nombre real de Chenoa, la novieta de pega que se echó el amigo Bisbal en OT), por no mencionar cierto diálogo que parece una especie de burla del mayor éxito de su carrera, el hashtag #turismoBisbal.

El problema es que todo esto está hecho con el piloto automático. Que Maíllo salga de la ESCAC ya asegura que va a caer en ciertos trucos (algo que ocurría ya en "Eva", pero que aquí ni trata de disimular, con este material entre manos), pero es capaz de sonrojar de forma continua convirtiendo este delirante trabajo en algo (casi) tan malo como para dar la vuelta. ¿Cómo? Insertando videoclips terrorificamente horteras, como aquel en el que Bisbal entra en el baño de un club de striptease y comienzan a salir tías de las puertas, o uno en el que persigue a Valverde sin alcanzarla. El colmo del ridículo es el efecto de transparencia para simular una pérdida, con unos fundidos que ya quisiera para sí algún cineasta avant garde a lo Stan Brakhage, remitiendo a (por decir algo) los que Murneu colaba en su "Amanecer" (Sunrise, 1927).

"Tú y yo" es un bodrio de cabo a rabo, imposible de defender desde cualquier punto de vista. Si bien es cierto que pertenece a ese tipo de cosas que de malas que casi caen simpáticas, por su terrible ineptitud. El intento de contar una historia en lugar de convertir esto en una cadena de videoclips malísimos (de la música ni voy a hablar) es loable, pero de poco sirve cuando todo está tan mal orquestado. Si creéis que Bisbal es mal cantante, además, nunca querréis verlo intentando interpretar. Lo que es el marketing, ¿eh?.Y lo peor es que podía haber sido aún más terrible... aunque no habría escala para valorarla.

[Por si no queda claro arriba, me he reído un montón viendo esta cosa. Ahora bien, huid de ella. A menos que seáis afines a Maldito Bastardo]