No cabe duda de que Bobobo es el producto de unos japoneses chiflados que, hartos de Dragon Balls y Narutos, decidieron hacer una parodia poniendo como protagonista a un tío que ataca usando sus dos largos pelos de la nariz. Junto a él, van una especie de sol bastante cabroncete, una gelatina azul, un par de humanos chiflados y aniñados, etcétera. El reparto es absurdo, la serie es absurda, el argumento es absurdo. Y ante todo, la serie es jodidamente genial. Divertida no, divertidísima: humor absurdo desde los títulos de crédito hasta los finales, y en el medio, más de 30 momentos destacables de cada uno de los capítulos.

No hay que llevar a engaño: Bobobo puede ser perfectamente considerada una mierda. Es absurda, sí, mucho, y además se sazona con todo el histrionismo oriental y todas sus bizarradas más profundas. Y con todo, es brillante. Personajes como la mujer torpedo, gags como el de el vendedor de helados, diálogos para enmarcar como todo el flashback en el que Bobobo habla de su padre; sublime.

La animación no es nada del otro mundo, es funcional y sencilla, y toda la chispa de la serie se basa en su absurdo guión y en sus estrambóticos personajes. Sin duda, el techo de la frikez máxima y la diversión absurda más genial de cuantas pueden encontrarse en una serie de televisión. Sorprendemente, el doblaje es fantástico. Para humor inteligente, me quedo con Los Simpsons y Futurama, para lo demás, Bobobo. Junto a Elfen Lied, una de las mejores series japonesas de los últimos años. Lástima que la hayan cancelado...