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Voto de Caith_Sith:
8
Drama Nina (Natalie Portman), una brillante bailarina que forma parte de una compañía de ballet de Nueva York, vive completamente absorbida por la danza. La presión de su controladora madre (Barbara Hershey), la rivalidad con su compañera Lily (Mila Kunis) y las exigencias del severo director (Vincent Cassel) se irán incrementando a medida que se acerca el día del estreno. Esta tensión provoca en Nina un agotamiento nervioso y una confusión ... [+]
27 de diciembre de 2010
416 de 475 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es digno de estudio: en los últimos años estamos recibiendo numerosas adaptaciones de historias/mitos populares que vienen publicadas como versiones "oscuras" y adultas de las originales. Al final, no sólo son inmaduras (Alice in Wonderland, Tim Burton) sino que se permiten el lujo de convertir los clásicos en iconos para quinceañeras (Twilight/Crepúsculo). Afortunadamente hay pequeños milagros como "Coraline" (Henry Selick, 2009), obras que esconden en su interior una mirada adulta, ésa que las producciones más publicitadas no se atreven a insinuar. Cuentos de hadas retorcidos entre los que podrían destacarse también "Hard Candy" (David Slade, 2005) o la reciente "Winter's Bone" (Debra Granik, 2010). Pero "Black Swan" de Darren Aronofsky es el mejor cuento macabro que se ha contado en el cine en los últimos años. Es la historia fantástica que filmaría un Michael Haneke poseído por el espíritu de Lars Von Trier, con Satoshi Kon como espejo en el que mirarse. O al menos, en el que inspirarse.

Aronofsky sigue madurando como realizador y guionista. Y "Black Swan" es la prueba más evidente de que es uno de los narradores más interesantes, e importantes, del cine norteamericano actual. Es capaz de levantar una película con un argumento casi anecdótico (una joven bailarina que aspira a ser la protagonista de 'El lago de los cisnes’) y transformarla en un orgasmo cinematográfico que se alarga durante más de cien minutos de puro gozo. Nos mete en la cabeza de su protagonista (una superlativa Natalie Portman, en su mejor papel hasta la fecha) acariciando a su personaje con movimientos de cámara que varían en base a su estado de ánimo: más bruscos cuando se palpa en nerviosismo, planos fijos cuando hay calma. La cámara en mano funciona a las mil maravillas en las coreografías de ballet, rodadas en su mayoría en una sola toma, excepto en la representación final.

Si bien es de recibo decir que Portman se deja la piel, tampoco puede negarse que los secundarios no son menos: Kunis enamora a cámara, Cassel está genial, Hershey y Ryder, con sus escasos minutos en pantalla, también demuestran sus tablas (especialmente Barbara). La banda sonora de Clint Mansell es exquisita, así como el sobresaliente trabajo del sonido, que hace que las escenas funcionen casi a modo de coreografías completas, como set-pieces rítmicas. La fotografía de Matthew Libatique ayuda a crear una ambientación malsana, opresiva, algo que no se veía en una pantalla grande desde el Lynch de "Mulholland Drive" (2001). El fantasma del tristemente desaparecido Satoshi Kon y de su ópera prima, la bellísima "Perfect Blue" (1998), revolotean por cada fotograma, en cada encuadre. Es como si Darren estuviese poseído por el genio nipón, entregando la que es, por ahora, su mejor película, con un tramo final que divide opiniones pero que en mi caso no hay duda: es sensacional. "Black Swan" es cine modélico, cuidado, trágico y bello. Negro, como el cisne. Pero puro, y en su imperfección... perfecto.
Caith_Sith
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