Posiblemente si la película hubiese durado hora y media tendría una mayor valoración del público. Realmente comenzó muy bien, fue aquel rayo de luz en un sendero lleno de oscuridad y es que hablar de una película de DC que sea feliz no se ve todos los días; lastimosamente la extensa duración de 139 minutos a la larga pasó factura y se notó demasiado.

Hablando de detalles cinematográficos, el CGI no fue tan escandaloso. Con respecto al elenco, fue extraño ver a Jason Momoa como Aquaman, un ser rubio por naturaleza, pero ya esas cosas no son sorpresas, estamos en pleno siglo XXI donde la inclusión está presente en todo momento y en todos lados, donde lo políticamente correcto se interpone a lo establecido. Pese a eso el ex Khal Drogo no lo hizo nada mal. Por otor lado, Amber Heard se robó la atención de propios y extraños al encandilarnos con ese rostro tan hermoso, sin necesidad de mostrarnos un cuerpo voluptuoso y con vestimentas ceñidas. Para cerrar, Nicole Kidman y Willem Dafoe unos cracks como siempre.