Me recuerda la película al chiste aquel de un hombre muy creyente. Resulta que este hombre vivía en un pueblo, y empezó a llover. Le dijeron que se fuera, que se inundaría el pueblo, pero él dijo que estaba tranquilo, porque Dios le salvaría. Las calles se inundaron, y vino la policía y le dijo que se fuera con ellos, que aquello se iba a inundar, pero volvió a repetir que Dios le salvaría. Cuando el agua le llegaba al cuello a este señor tan beato, una lancha de la cruz roja se le acercó, y por tercera vez repitió que Dios le salvaría. Horas después, este señor murió, y entró muy cabreado a las puertas del cielo, pidiendo explicaciones a la Santísima Trinidad. Y Dios le dijo "si te he dado tres oportunidades de que te salvaras, y al final, te has ahogado porque tu has querido".

Pues bien, esta es la historia de Aldo, y de muchos más que ahora, por ejemplo, lo están pasando mal con la crisis. Casi siempre, la vida te da segundas oportunidades, y muchas veces nos anclamos a nuestro pasado pensando que sería mejor, pero sólo es que lo idealizamos. Y rechazamos cambiar de vida por miedo, sin darnos cuenta de que perdemos quizá la oportunidad que la vida nos brinda de ser más felices.

Por eso no me gusta este film, porque como otros parecidos, me transmiten sensaciones muy negativas, culminadas con ese más que previsible (y evitable) suicidio.