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Estados Unidos Estados Unidos · Charleston , SC
Voto de Guilamps:
8
Drama "Amarás a Dios sobre todas las cosas". Después de haberse separado de su mujer, un profesor universitario vive con su hijo Pavel al que procura transmitir su racionalidad y ateísmo. También le ha parecido conveniente enseñarle a usar el ordenador. Primero de los diez mediometrajes realizados por el director Krzysztof Kieslowski y el guionista Krzysztof Piesiewicz. Primera parte del "Decálogo", que se inspira en cada uno de los Diez Mandamientos. (FILMAFFINITY) [+]
22 de junio de 2008
69 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Por el descanso de su alma… tú no mencionaste un alma.
-Es una manera de despedirse. El alma no existe.
-Mi tía dice que si hay un alma.
-Algunos encuentran la vida más fácil si creen en eso.
-¿Y tú?
-¿Yo?, francamente no lo sé.

Ríos de tinta en alabanza han corrido sobre los films del desaparecido cineasta polaco Krzysztof Kieslowski, que si bien es en su conjunto una de los obras más congruentes y consistentes de la cinematografía moderna, no deja de ser al mismo tiempo sumamente cuestionable ya que si bien podemos encontrar cintas indispensables para los amantes del cine de autor (La doble vida de Verónica, El Decálogo), sus últimos trabajos (la trilogía Azul, Blanco y Rojo) presentaron signos de agotamiento.
En esta ocasión me voy a referir, por partes, al que considero el más importante de sus trabajos, El Decálogo, ya que esta obra por si misma hubiera garantizado su acceso al olimpo de los cineastas sentado a la derecha de Bergman y a la izquierda de Tarkovsky.
Amarás a Dios por sobre todas las cosas. Es el primer mandamiento que aprendimos (pero no comprendimos) en aquellas lejanas lecciones de catecismo, por lo menos aquellos quienes fuimos obligados a repetir los rituales del catolicismo.
Pero al mismo tiempo es la primer negación de los mandamientos, situación que se repite en cada uno de los ¿capítulos?, ¿episodios?, la imposibilidad de cumplir con una serie de ordenanzas y restricciones que parecen ir en contra de eso que vagamente conocemos como “naturaleza humana”. Y es que ante la tragedia cotidiana y su dolor insondable resulta muy difícil amar a una entidad que guarda silencio o que simplemente se esconde para no dar respuestas o por lo menos un poco de mísero consuelo.
Un hombre vive en compañía de su hijo en un pequeño departamento en el que, además de convivir, comparten su gusto por los juegos matemáticos, el ajedrez y las charlas que muchos quisiéramos haber tenido con nuestros progenitores. Charlas sobre la muerte, dios, la existencia del alma, y fórmulas matemáticas para calcular factores de congelación.
Cuando la tragedia impacta de manera inevitable este pequeño núcleo, no puede haber consuelo alguno, sólo existe el rechazo ante una fe y las imágenes de estas derivadas, y que a su vez de nada le sirven ya que no puede haber consuelo en algo en lo que nunca se ha creído y que, de acuerdo a la vida misma, sería absurdo creer.
No deja de sorprenderme (y de conmoverme, para que lo niego) el cómo tantos y tantos millones personas puedan amar a alguien a quien no han visto, no los escucha y no los ayuda.
Mención aparte merecen la música de Priesner y la fotografía de Zdort, verdaderos prodigios auditivos y visuales.
La considero como la mejor de todos los decálogos y su tema principal es el de AMARÁS A DIOS POR ENCIMA DE TODO.
Saludos FrankiE LamparD
Guilamps
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