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Voto de cineoptero:
8
Intriga. Thriller. Cine negro. Drama Un marinero encuentra a un hombre moribundo que antes de expirar dice un nombre: Mister Arkadin. Después de una serie de pesquisas, el marinero da con el misterioso personaje: un millonario, dueño de un imperio industrial y financiero, que vive encerrado con su hija en una mansión de la Costa Azul. Una vez localizado, el propio Arkadin, que padece amnesia, pide que se haga una investigación sobre su pasado. (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2010
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impactante, polémica, vanguardista, incompleta, megalómana, trepidante, genial, filosófica... estos son solo algunos de los adjetivos que merece este film, wellesiano hasta la medula, odiado y amado a parte iguales por los aficionados, que pertenece a ese grupo de películas realizadas en Europa pocos medios y acabados formales dudosos que en muchas ocasiones oscurecían y ocultaban la genialidad del director. Mr Arkadin es uno de los casos más evidentes de ello. Welles dijo que el resultado final impuesto por los productores no tenía nada que ver con la idea original, en sus palabras 'la más brillante con que nunca trabajo'. Lo cierto es que el guión está lleno de lagunas e inexactitudes, pero poco importa ante las intenciones del director y la poderosa personalidad temática y visual que le imprime al conjunto. Welles se apodera del film desde su apabullante presencia física (impresionante cada vez que cuenta una historia), reforzada por los planos desde abajo y las limitadas dotes del resto de los actores, pero en particular aplicando su marcadísima personalidad en su personaje, en cada plano y limitándose a hablar de lo que le interesa, de los mecanismos del poder, de la influencia del pasado y el paso del tiempo o las máscaras bajo las que se ocultan las personas. El argumento y la trama se vuelven triviales ante los temas en los que decide centrarse. Puede que el resultado no esté tan pulido como los mejores trabajos de Welles, pero, incluso sin haberla montado él, mantiene un ritmo trepidante y sabe imprimirle a menudo su genialidad tanto en la puesta en escena (impecable toda su parte inicial) como en su genial catálogo de personajes secundarios. Una vez más el 'que habría pasado si Welles hubiera tenido el control total' vuelve a ser inevitable, pero sigue manteniendo unos niveles de talento y virtuosismo indiscutibles, de los que hacen el gran cine.
cineoptero
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