Tras un periodo de ausencia bastante prolongado, Campbell vuelve para dirigir esta película política cuya sombría trama se sostiene sin esfuerzo y que permite al reparto tener el suficiente peso específico dentro de la historia.

Desde luego experiencia no le falta al neozelandés tras haberse puesto detrás de las cámaras en un par de entregas Bond (“Goldeneye”, “Casino Royale”) reflotando la franquicia con bastante acierto. Su atrevimiento llegó demasiado lejos con la fallida “Linterna verde”, su última película hasta la fecha. Sin embargo ahora prefiere no arriesgar de aquella manera buscando una historia que domina y también a un reparto que atesora experiencia como él. El reparto, encabezado por los solventes Brosnan y Chan, controla la narración sabiendo lo que el guion espera de ellos, lo que les permite ser determinados y firmes en sus ideas mientras soporta el peso de su pasado.
Precisamente sobre esta idea construye “El extranjero” un thriller que trata atentados de una rama del IRA, rememorando actos que por desgracia continúan muy presentes en la actualidad en Reino Unido. Una historia actual que requiere de un pulso que Campbell sabe imprimir, la acción es precisa y no se abusa de ella, siendo un recurso más que un cimiento para la película.

Con un interés que apenas decae en algún momento, “El extranjero” no solo muestra la parte política, sino que también se centra en un lado humano con la figura de un Chan mucho más contenido que de costumbre, un padre que busca a los asesinos de su hija. A su edad continúa filmando sus secuencias de acción, apreciando su agilidad como un valor que el guion aprovecha. Brosnan interpreta a la parte más oscura, un hombre de doble cara cuyas intenciones son siempre sospechosas.

“El extranjero” es un completo thriller político que contiene lo necesario para resultar atractivo: complicadas decisiones, complots en altas esferas, acción, huidas… diferenciándose de las típicas películas de venganza gracias a que las tramas personal y políticas están bien mezcladas y a un interesante enfrentamiento entre aquel que lo ha perdido todo y el que está a punto de hacerlo.