Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Barón Vadeaux:
10
Drama. Comedia Caden Cotard (Philip Seymour Hoffman) es un director teatral que proyecta representar una obra utilizando una réplica de Nueva York, de tamaño natural, dentro de un almacén. (FILMAFFINITY)
14 de marzo de 2009
128 de 146 usuarios han encontrado esta crítica útil
Synecdoche (cuánto cuesta escribirlo) es una película que, lamentablemente, está condenada al fracaso comercial. Es cierto que Kaufman se ha llevado a si mismo demasiado lejos, el hilo está tan tensado que cualquier roce lo partiría. Synecdoche está al borde de ser una película verdaderamente insoportable. Esa fue mi primera impresión, cuando en mi primer visionado la quité a los primeros veinte minutos, hacía un sol precioso fuera y no era cuestión de amargar el día con algo así de grave y deprimente.

Dos días después, esta vez de noche, llegó la segunda oportunidad. Kaufman es genial, y se la merece. Poco a poco ese tono grave y casi agresivo del principio fue suavizándose- no demasiado- para dar paso a destellos de imaginería onírica, a escenas que parecen privadas de sentido, a un argumento tan retorcido que casi cuesta cierto esfuerzo asimilarlo. Pero si te has abierto a lo que el director te quiere contar, la película empieza a fluir de forma magnífica. Y no es para menos, las pretensiones que tiene son altísimas: a través de un personaje a veces penoso, a veces genial y principalmente ridículo, Kaufman trata de abordar tantos ámbitos de la vida que uno no puede sino quedarse anonadado con la facilidad con la que va de un extremo a otro, con su forma de retratar con estilos originales una filosofía del desarraigo. Principalmente es una película en torno a la muerte, sí, pero bajo un existencialismo según el cual la muerte es todo. Ciertamente es nuestra única certeza, un perfecto punto de partida para abarcar tanto. Al lado de esto, Adaptation es un juego de niños.

Es una película confusa, fluctuante, a veces deliberadamente disparatada, a veces surrealista, a veces brutalmente sincera. El truco para disfrutarla es permanecer abierto, intentar sentir más y entender menos. Una vez aceptada la invitación a este carrusel de apariencia inconsistente, se empieza a divisar una unidad en todo, la mente genial tras la extraña espiral de sucesos que rodea la película.

Las mejores obras de arte suelen requerir mucho del lector o espectador, requieren de la imaginación para rellenar espacio, para dar sentido a las escenas. Requiere saber jugar con lo presentado, dejarse llevar y llevar a la vez. Puede confundirse con pretenciosidad vacua, pero a mi parecer esto es genialidad. Rayuela no se lee como se lee Harry Potter. Del mismo modo, Synecdoche no se ve como se ve una película de James Bond. Hay que permanecer abierto, y entonces todo se revela por si solo. Pocas películas son capaces de conseguir esto. Si Kaufman no existiese, habría que inventarlo.
Barón Vadeaux
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow