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Finlandia Finlandia · Alicante/Alacant
Voto de Kosti:
7
Thriller. Drama Texas, 1989. Richard Dane, un tipo corriente, padre de familia, una noche mata en defensa propia a un ladrón que había entrado en su casa. El sheriff de la la ciudad le da la enhorabuena y el caso parece totalmente cerrado; pero el padre del ladrón, un exconvicto con un largo historial delictivo, llega a la ciudad dispuesto a vengar la muerte de su hijo... (FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede sonar extraño que en un lugar como Texas, en pleno mes de julio, pueda hacer frío. Pero si dejamos a un lado la temperatura ambiental y nos fijamos en otros aspectos, ¿no podríamos hablar de una mente fría o de alguien con sangre fría? Por ahí van los tiros de ‘Frío en julio’ (Jim Mickle, 2014), y nunca mejor dicho. Corre el año 1989, y en un pequeño pueblo de Texas ocurre una desgracia: un padre de familia, tímido y miedoso, acaba matando a un intruso casi por accidente. Ese hecho transformará la vida de Richard (Michael C. Hall) casi por completo, al desatar toda una serie de sucesos e infortunios que le llevarán a aflorar el valor y la sangre fría que escondía en su interior.

‘Frío en julio’ empieza desarrollándose como una historia casual, con pocos misterios y centrados en un único personaje, Richard, que pasa buena parte del metraje en estado de shock, prácticamente catatónico, lleno de remordimientos, pero que se va a encontrar con otros personajes a los que el destino ha unido irremediablemente. Michael C. Hall lleva la batuta desde un principio, y su evolución durante las casi dos horas de película es encomiable, pero en cuanto aparecen Sam Shepard y Don Johnson, queda eclipsado. El primero, a pesar de ser el personaje marginal y vilipendiado casi desde el principio, va ganando atractivo poco a poco, mientras que el segundo, prácticamente desde que aparece, tiene al público metido en el bolsillo. Resulta ser de esos tipos carismáticos y sorprendentes que tan bien funcionan en películas de culto, como es el caso de muchos de los que aparecen en ‘Pulp Fiction’ (Quentin Tarantino, 1994), y que aquí, en ‘Frío en julio’, encuentran un reflejo más que palpable.

La película no narra una historia, sino varias historias encerradas en una trama lineal, que a su vez esconde una serie de tramas variadas. Durante su visionado van apareciendo ante nosotros una serie de personajes con historias y secretos que nos van desvelando. Cuando parece que la trama va a cerrarse, surge un nuevo camino lleno de obstáculos y baches que sus protagonistas tienen que sortear. Como si de una nueva trama se tratase, la película consigue enganchar en todo momento a su espectador, a pesar de correr el riesgo de perderlo por introducir nuevos temas y dispersarse de esa manera. La gracia es que ‘Frío en julio’ funciona muy bien tal y como ha sido engendrada, pero funcionaría también genial como una mini-serie o una serie de pocos capítulos, en los que cada suceso podría conformar un episodio que acabaría con el tan manido “Continuará…“, pero nos gusta tal y como la hemos visto. Pero si este thriller atrapa de verdad es por el cambio que su guión, basado en la novela de Joe R. Lansdale, y de la que provendrá ese cambio probablemente, que poco a poco va oscureciendo la trama hasta tal punto de convertirse en un retorcido capricho del destino auspiciado por una serie de hechos causales o casuales, según se mire.

Jim Mickle se mete a analista del comportamiento humano presentándonos su adaptación de ‘Frío en julio’. Presenta al hombre como el monstruo que es, actuando impulsado por sus instintos, por sus impulsos más primigenios. No es de extrañar que su análisis acabe dando este resultado si analizamos los personajes que protagonizaron sus tres cintas anteriores: humanos infectados que se convierten en ratas sedientas de sangre, vampiros que dominan el mundo, y una familia caníbal en busca de llenar los platos de su mesa. Ahora, para su análisis más profundo, intenta una mezcla de géneros que encuentran un punto confluente bastante interesante: una suerte de cine negro y western modernos que se entrelazan para formar este “neo-western noir” con mucha más sangre y menos traiciones que los géneros clásicos de los que bebe. Pero la fórmula funciona bastante bien. Todo ello va aderezado con una banda sonora sublime que en muchos acordes recordaba al ‘Mad World‘ de Gary Jules, un título que le va que ni pintado a ‘Frío en julio’.

Para aquellos a los que todavía les engancha los thrillers con tintes clásicos remasterizados y mucha trama a la que agarrarse.
Lo mejor: Un trío de protagonistas magnífico, una banda sonora deliciosa que marida a la perfección con la película y un final muy agradecido.
Lo peor: Se dispersa demasiado pronto en la memoria por culpa de su dispersión en pantalla.
Kosti
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