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Finlandia Finlandia · Alicante/Alacant
Voto de Kosti:
3
Thriller. Acción. Terror Ralph Sarchie (Eric Bana) es un agente de policía de Nueva York que se dedica a investigar una serie de asesinatos que parecen tener relación con posesiones demoníacas. Sus pesquisas lo llevarán a aliarse con un sacerdote muy poco convencional (Edgar Ramírez), experto en exorcismos. (FILMAFFINITY)
18 de octubre de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de empezar diciendo que no soy precisamente un erudito en esto del cine de terror, es más, suelo evitarlo, pero con ‘Líbranos del mal’ (Scott Derrickson, 2014) me dio un pálpito, como si tuviera ese radar del que presume Sarchie, su personaje principal, durante todo el metraje. Si a eso le sumamos que Eric Bana (‘Troya’) y Édgar Ramírez (‘Carlos’) eran los protagonistas, la emoción fue en aumento. Pero mi “radar”, al contrario que el de la película, necesitaba una urgente revisión. La historia es como sigue: Ralph Sarchie, un policía de Nueva York que trabaja en el turno nocturno, se encuentra investigando una serie de crímenes extraños y que parecen tener cierto aura demoniaco. Con la ayuda de un peculiar cura experto en exorcismo, intentará llegar al fondo del asunto para terminar con esta macabra situación que llegará hasta su propia casa.

El principal problema que encuentro en ‘Líbranos del mal’ es lo plano y superficial que resulta su guión, que encima se permite cerrar su historia de una forma demasiado convencional. Es cierto que en las historias de terror siempre vienen bien ciertos convencionalismos o, por decirlo de otra manera, algún tópico suelto, pero cuando te encuentras toda una película llena de los mismos, no consigue colar. En realidad podríamos decir que ‘Líbranos del mal’ funciona algo mejor como thriller que como película de terror, e incluso como una película policiaca con el inconfundible sello Bruckheimer de la saga CSI, y es que se nota la mano del productor entre bambalinas, que no creo que esté mal, es más, le insufla cierto aire fresco (aunque repetido) a la historia, aunque ésta sigue resultando bastante plana.

El terror, reclamo inconfundible de su, por otro lado, bastante aceptable trailer, fue el gran ausente en el largometraje. Así como el ya mencionado trailer tiene garra y atrapa, esa garra no aparece en la gran pantalla, se pierde como si de una ilusión se tratara o como si hubiese sido poseída por el mismísimo demonio. Ya lo decía mi madre: “No te fíes de extraños, y mucho menos de los trailers de las películas“. No se lleven a engaño, sustos hay, pero contados con los dedos de una mano. Su director parece haber querido tirar más por el desarrollo de la historia que por una auténtica película de terror, pero su gozo y el nuestro, en un pozo. En ningún momento consigue levantar lo que, en un principio, sospechamos que va a ser toda una retahíla de clichés, frases manidas e incluso insufribles chistes por el personaje gracioso de turno. El guión mató a la película, no hay más. Por su lado, Eric Bana y Édgar Ramírez hacen lo que pueden, aunque en sus diálogos se atisba un cierto “tufillo” religioso-moderno que vuelve a poner las palabras bien y mal enfrentadas en el celuloide. Otro cliché más para el manual. Y lo del final es de traca, el zénit de la decadencia fílmica en unos 15 minutos de temblores y lanzamientos de agua bendita. Sólo nos queda decir que Dios nos pille confesados y Amén.

Para los fan incorruptibles del género “terror-exorcista” que se lucren con las posesiones demoniacas y los discursos en latín.
Lo mejor: The Doors con su “People are strange” y “Break on through (To the other side)”
Lo peor: Los convencionalismos o clichés que plagan todo su metraje
Kosti
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