una abuela está decidida contra viento y marea que su hijo adicto al crack obtenga la custodia de su nieta que vive como una reina con el abuelo materno, quien a su vez es un alcohólico. Así nomás, en blanco y negro pero esto dicho no por una cuestión racial (el abuelo es un abogado blanco, la abuela, el padre y la nena son negros) sino porque el guión establece al principio una marcado contraste entre la "villana" de la película y el "bueno" que apenas tiene un problema con el alcohol.

La parte del juicio apenas ocupa una quinta parte del metraje (para los adictos al género de tribunales es demasiado poco) para que al final se derroche azúcar por doquier y todos asciendan a la redención.

Buen elenco, mejor música, hermoso escenario de la clase alta, pero a mí la historia me resultó muy floja puesto que empezó como un drama que terminó deshilachándose en una comedia que transformó, en un cerrar de ojos, a todos los personajes en gente con buenas intenciones.