Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonius Block:
10
Drama. Terror En un circo lleno de seres deformes, tullidos y personas con diversas amputaciones, Hans, uno de los enanos, hereda una fortuna. A partir de ese momento, Cleopatra, una bella trapecista, intentará seducirlo para hacerse con su dinero. Para lograr su objetivo, traza un plan contando con la complicidad de Hércules, el forzudo del circo. (FILMAFFINITY)
31 de mayo de 2005
128 de 132 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente la única obra maestra del amante de lo grotesco y la mutilación: Tod Browning. Y, junto a Drácula (con Béla Lugosi), su película más conocida. Con tan sólo 16 años Browning huyó de casa y se unió a una feria con fenómenos humanos (freaks) aquejados de malformaciones. A partir de su experiencia con ellos, crea uno de los melodramas más inquietantes de la historia del cine. En él, los "monstruos" (monstruo= cosa extraordinaria en cualquier línea) no son fruto del maquillaje o los efectos especiales; son auténticos. En "La parada...", el sentimiento de pertenecer a una comunidad, minimiza el sufrimiento por la naturaleza deforme de estas personas, que se unen solidariamente cuando uno de ellos sufre una agresión. Creo que uno de los grandes aciertos de Browning al realizar "La parada...", estriba en no caer en la condescendencia fácil de convertirlos en víctimas inocentes ni tampoco en mostrarlos como monstruos, sino como lo que son, simplemente humanos. Llama la atención la inseguridad (exteriorizada a través de la maldad) de los personajes "normales", incluso siendo bien parecidos, mientras que los freaks, han aceptados sus limitaciones y se han adaptado a ellas. Rodada en gran medida en tono documental, que se ve acentuado sobre todo en las secuencias que muestran escenas de la vida cotidiana de los freaks. Amante del ilusionismo, Browning nos deleita con algunos deliciosos trucos de cámara que nos hacen sonreir al apercibirnos del engaño, pero que, además, encajan perfectamente con todo el ambiente de la película, pues en ella, casi siempre, las apariencias engañan, algo fundamental en los espectáculos de prestidigitación. Adelantado a su tiempo Browning nos dejó una obra tan inolvidable como irrepetible, donde los monstruos (esta vez: monstruo= persona muy cruel y perversa), no parecen ser los freaks. No lo olvidemos: la normalidad está en el ojo del que mira. Imprescindible.
Antonius Block
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow