En toda la historia del rock and roll, hubo una época dorada que brilló con luz propia, por encima de todas las demás. La época que va desde finales de los 60 hasta finales de los 70. Cameron Crowe ha logrado concentrar en 122 espectaculares minutos el espíritu de toda una década. “Casi Famosos” es una historia ambientada en el mundo del rock and roll, pero que habla, sobre todo, de las ilusiones de un adolescente enfrentadas a la dura realidad.

Es la caída de un mito. Todos y cada uno de los personajes de esta obra maestra reflejan la misma idea desde distintos ángulos. William Miller es el chico que aún tiene ilusión por la vida y cree firmemente en algo, mientras que los distintos integrantes del grupo Stillwater representan la versión madura, que ya ha perdido la fe. Penny Lane es una versión retorcida del propio William, que lleva su inocencia y su esperanza hasta un extremo enfermizo, viviendo encerrada en su burbuja de fantasía y no queriendo ver cómo es el mundo real. Al final el propio William, que hasta entonces había sido el esperanzado, será quien madure y haga chocar a Penny con la realidad, mostrándole que el mundo no es tan fantástico como ella quiere creer. Pero la nota contraria, la que elimina el tono derrotista y depresivo, también la pondrá el protagonista, cuando consiga que uno de los adultos (Russell, interpretado por Billy Crudup), ya demasiado quemados por la vida, recupere sus ganas de vivir y vuelva a ser como fue años antes, cuando era un joven idealista que creía en el rock and roll.

En cuanto a la galería de personajes, todos están ahí por alguna razón y sirven para expresar la idea del autor, no hay nadie que aparezca de forma gratuita. Personalmente, me quedo de entre todos los personajes con Sapphire (Fairuza Balk), que encarna a la lista que se hace la tonta pero que sabe de qué pie calzan todos los que la rodean. Y la banda sonora, coordinada por el mítico Peter Frampton, es sencillamente perfecta. La escena del autobús, sencilla pero arrebatadora, concentra todo el espíritu de una época y constituye uno de los momentos de mayor epifanía espiritual que haya vivido en un film.

En fin, hay dos lemas que podrían resumir esta película y cada uno de ellos se reduce sólo a dos palabras. Son dos ideas que pueden parecer opuestas, pero que se complementan a la perfección con un simple “pero”. La idea más clara, la nota pesimista de la película, encarnada en el personaje de William, es “Hacerse adulto”. Y la nota optimista, encarnada en el personaje de Russell y en el de Penny, es el título de una mítica canción de Aerosmith de 1973, que podría ser la versión cantada de esta película, ya que dice exactamente lo mismo: “Dream on”. Así, los dos lemas enfrentados serían “Hacerse adulto, pero seguir soñando”.

Todos crecemos, nos convertimos en adultos y poco a poco vamos dejando a un lado la mayor parte de nuestros sueños. Pero lo más importante es, pase lo que pase, seguir soñando.