Haz click aquí para copiar la URL
Voto de antonalva:
9
Drama. Intriga Lila Cassen (Najwa Nimri) era la cantante española con más éxito de los noventa hasta que desapareció misteriosamente de un día para otro. Diez años después, Lila prepara su triunfal vuelta a los escenarios pero, poco antes de la esperada fecha, pierde la memoria al sufrir un accidente. Violeta (Eva Llorach) vive dominada por su conflictiva hija Marta (Natalia de Molina). Cada noche escapa de su realidad haciendo lo único que la hace ... [+]
28 de octubre de 2018
90 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos por el final: pocas veces se ha utilizado con tanto provecho una canción tan melancólica y quejumbrosa como ‘Procuro Olvidarte’ (de Manuel Alejandro) como colofón luminoso de una cinta tan repleta de incertidumbres y ausencias como es el caso. Retratar el vacío del alma es algo tan abstracto e intangible como querer sujetar la luz del día o domesticar las olas del mar… Y sin embargo consigue lo que pareciera imposible: ilustrar el desgarro interior cuando lo único que nos queda es languidecer exangües y ya no tenemos ni fuerzas para abrazar el vacío de una existencia falaz, ya para siempre quebrada.

El juego de espejos, calcos, simulaciones y reencarnaciones que nos propone Carlos Vermut es tan complejo como diáfano. Pudiera parecer laberíntico en cuanto a su indagación sobre el extravío y búsqueda de nuestra propia personalidad, pero en realidad nos ofrece una cristalina y lacerante radiografía de lo que significa vivir sin compasión, sin amor y sin misericordia. Cuando vivimos de espaldas a los demás – o ignorando sus necesidades, anhelos y congojas – nos volvemos en unos crueles trituradores de egos y aprovechamos cualquier oportunidad para explotar a los otros en nuestro íntimo y egoísta beneficio, sin darnos cuenta que en realidad estamos cavando nuestra propia tumba sobre la que se cierne una losa inexpugnable que nos lapidará para siempre y que nos impedirá alcanzar, saborear y disfrutar las satisfacciones y alegrías que creíamos reservadas sólo para nosotros y nuestros méritos.

Nos ofrece una exploración sobre las cárceles del corazón que arrasan con todo y acaban convirtiendo en un erial el utópico mundo que nos rodea. Habitamos una existencia que ya nos es ajena, tratamos de permanecer inasequibles al desaliento cuando hace tiempo que se nos ha escapado, sin darnos cuenta, el último hálito de vida. Creemos que nos encontramos llenos de fuerza y energía cuando ya solo somos una flor marchita, sin raíces, sin vigor y sin futuro. Pálidas orquídeas de invernadero que quizás florecen orgullosas e imperturbables pero que en realidad no son sino la falacia de una exuberancia congelada, ajadas por falta de oxígeno, de tierra y de nutrientes. Nada más triste que el éxito en soledad o la gloria en la cumbre si eres incapaz de agradecer y compartir cada uno de tus dones y virtudes con quien de verdad te importa o a quien todo lo debes.

Esta impresionante cinta sobre la desdicha de la fama – o el vacío del fracaso – no sería tan perfecta y perturbadora si no contase con unas actrices sublimes. Quizás sea Eva Llorach quien robe la función, pero todas ellas (Najwa Nimri, Carme Elías y Natalia de Molina), desde registros muy diferentes, se complementan y engrandecen con astucia.
antonalva
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow