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Voto de antonalva:
7
Drama. Bélico El comandante Pedersen se debate entre el cumplimiento de los reglamentos militares, su responsabilidad ante sus hombres y los civiles afganos y su deseo de volver a casa con su esposa y sus tres hijos. (FILMAFFINITY)
23 de septiembre de 2017
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que la guerra es mala lo pregonamos todos, que las víctimas son siempre inocentes lo aceptamos casi todos, que las así llamadas misiones de paz son el caldo de cultivo de conflictos lo barruntamos cualquiera, que los talibanes hacen la vida imposible a propios y extraños lo vislumbramos la mayoría, que el fragor de la batalla es el caos absoluto lo suscribimos muchos, que todas las decisiones que tomamos tienen consecuencias lo comprendemos también, algunos… pero son pocos los llamados a entender la importancia del respeto y cumplimiento de la legalidad como fundamento intrínseco para la convivencia pacífica y ordenada en una sociedad que aspire a regirse por unas normas que proporcionen una estructura armoniosa, madura y sin fracturas. El bandolerismo y los atropellos son heridas tenaces por las que se desangran el bienestar y la concordia.

Estamos ante una cinta adulta y severa, que se centra en abstracciones morales y éticas de calado, que nos presenta la complejidad de unos hechos que nos golpean y soliviantan, que nos azuzan y confrontan con la dificultad de ser justos y honestos en un mundo complejo y arbitrario, retorcido e irreversible, donde el presente se diluye y escapa sin poderlo retener, donde no hay marcha atrás ni segundas oportunidades, donde el remordimiento es sólo un acto íntimo que corroe las entrañas, destruye la autoestima y lapida el sosiego… pero de poco o nada sirve para deshacer entuertos o desandar el camino tomado. Estamos ante un perverso e irresoluble dilema que emponzoña el alma y ofusca el entendimiento. Queremos ser rectos, necesitamos ser dignos, aspiramos a ser nobles, nos ilusionamos con ser íntegros, pero al final lo único que cuenta es sobrevivir entre torrenteras de hiel, crueldad y desventura. Cuando las intenciones ya no cuentan, la realidad se vuelve en nuestra adversaria, nuestra ruina.

Original propuesta que desplaza la atención de los consabidos horrores de la guerra hacia derroteros menos trillados – pero igual de complejos e intrincados – donde la transparente puesta en escena revela los múltiples matices y capas del desengaño, del fracaso y de la impotencia. Pese a su precisión inequívoca, la ambigüedad lo impregna todo, nos abofetea a bocajarro con preguntas incómodas pero no se contenta con ofrecer respuestas confortables, sino que nos tortura hasta casi asfixiarnos, convirtiéndonos en cómplices de un error y copartícipes de una mentira, desmontado las falacias de nuestros deseos que quisiéramos convertidos en paradigma de ecuanimidad y sensatez. No existen soluciones fáciles ante problemas complejos. Sólo nos queda reconocer la imposibilidad de ser juiciosos ante el laberinto del universo.
antonalva
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