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Voto de antonalva:
6
Drama Historia sobre un conductor de autobús y poeta aficionado sobre las pequeñas cosas llamado Paterson, que vive en Paterson, New Jersey. (FILMAFFINITY)
10 de diciembre de 2016
155 de 178 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que, a priori, parecen diseñadas para gustarme, pero como toda obra de arte quizás necesita su momento y su circunstancia para lograr que nos llegue lo que ambiciona. Y a mí me ha dejado frío, despegado, impertérrito… saboreo su estructura, sus intenciones, su ritmo, su delicadeza, su entramado paciente y gradual, pero nada de lo que muestra me ha interesado ni lo más mínimo. Es encomiable y original dedicarle a la creación poética una atención tan minuciosa y meditada, alejada de cualquier convencionalismo al uso y llena de un sincero y transparente amor hacia la palabra escrita y hacia el proceso creativo perseverante y anónimo de un autor – ficticio – inédito. Sin embargo, puedo admirar cada uno de sus muchos detalles esmerados sin que el conjunto me parezca que alcance nada de lo que se propone.

Me resulta frustrante que me haya dejado impasible. La adorable pareja protagonista se hace querer desde el comienzo y su periplo vital está lleno de deliberadas repeticiones que nos adentran en un microcosmos cálido y envolvente, persuasivo y seductor, que embauca y despierta la complicidad inmediata e incondicional del espectador. Pero al igual que con la poesía en general – que según el día, la situación emocional o de lo receptivos y permeables que nos sintamos – todo dependa de un misterioso e inexplicable fogonazo mágico e insondable que hace prender la llama de la conexión, consiguiendo que nos llegue hasta lo más profundo del corazón y nos subyugue o conmueva. Pero el chispazo telúrico y arbitrario no se ha producido y me he quedado al margen de la propuesta. Muy a mi pesar.

Todo el reparto es cómplice del empeño y encarnan con entusiasmo y convicción unos personajes atípicos y encantadores, sin recurrir a grandilocuencias ni excesos, abrazando la sencillez y naturalidad como un tesoro. No hay ningún detalle baladí: el antipático perro gruñón, las cortinas tornadizas, los bollitos sabatinos, la voluble creatividad fantasiosa e irrefrenable de la compañera, la insulsez insistente del prosaico trabajo del bardo, el hábito de escribir en los lugares más pedestres, la cerveza nocturna, los amores desengañados de los parroquianos… Todo ello configura un amoroso mosaico de vulgaridad que contrasta con los desbordantes poemas que van jalonando el metraje. Y es de justicia destacar, sobre todo, a Adam Driver y Golshifteh Farahani, del todo exquisitos.

Lo dicho, enumerando y analizando cada pieza por separado pareciera presagiar un peliculón resplandeciente. Y quizás lo sea, pero yo he sido incapaz de entrar en este mundo hechizado y embaucador que se despliega, a contracorriente del cine comercial acostumbrado. Equívoca y ambivalente conclusión.
antonalva
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