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Voto de antonalva:
8
Drama Maria se encuentra atrapada entre dos mundos. En el colegio, esta chica de 14 años, tiene los típicos intereses de una adolescente, pero cuando está en su casa debe seguir los dictados de la Sociedad de San Pablo y su tradicional interpretación del catolicismo. Todo lo que Maria piensa y hace debe ser examinado ante Dios. (FILMAFFINITY)
14 de diciembre de 2014
40 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
I. Jesús es condenado a muerte. Utiliza el plano secuencia con un admirable virtuosismo donde no se deja nada al azar, cada secuencia es un retablo animado que va marcando, con funestos presagios, el inexorable devenir de la atormentada adolescente protagonista, cuyo calvario particular se nos retrata con ascética y fría implacabilidad.

II. Jesús carga la cruz. Además la cámara permanece estática en casi todos los planos de la cinta, dando lugar a una intensidad, veracidad y congoja horrendas, casi inhumanas, reflejando un desapego e incomprensión que choca de frente con el espectador.

III. Jesús cae por primera vez. Sólo hay tres movimientos de cámara (dos en horizontal, uno en vertical) que prueban el poder desasosegante y atroz del fuera de campo.

IV. Jesús encuentra a su madre María. Una madre fría, manipuladora y atormentada que fomenta el sentimiento de culpa y alimenta sin piedad ni consideración la depresión de su hipersensible hija.

V. Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz. La impotencia de una hija – que podría ser la ilusión y alegría de cualquier madre – para sentirse querida, apreciada, acogida, validada. Nada ni nadie puede sustituir esa falta de caridad en su dolorido corazón.

VI. Verónica limpia el rostro de Jesús. La confirmación como meta inmediata, pero el sacrificio como único medio de darle sentido a una existencia que siente baladí.

VII. Jesús cae por segunda vez. Querer ver la presencia y manifestación del demonio en todas las vivencias que se salen del recto camino, aboca a reinterpretar la realidad y ver una intencionalidad maligna donde no hay nada más que cotidianeidad o gusto trivial.

VIII. Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén. Tener que vivir la propia vida en función de la de los demás (sus creencias, sus imposiciones, sus prescripciones, sus reglas) convierte la existencia en una cárcel de imposible escapatoria.

IX. Jesús cae por tercera vez. El amor terrenal y mundano como expresión del mal distorsiona la vida y la vuelve insalubre, irrespirable, tóxica, nociva.

X. Jesús es despojado de sus vestiduras. La desnudez de la puesta en escena, sin artificios ni retórica, nos confronta con la crueldad de nuestros semejantes, sus prejuicios, sus escalas de valores, sus censuras y su abandono.

XI. Jesús es clavado en la cruz. El sabio uso del plano secuencia nos remite a otra película terrible de ingrato visionado: “Irreversible” (2002) de Gaspar Noé. Ésta – como aquella – trata del cielo y del infierno, de la culpa y la expiación, pero van más allá de las palabras y se clavan como hierros candentes en la mirada atónita del acongojado espectador.

XII. Jesús muere en la cruz. Otras dos películas echan su larga, fatídica y fructífera sombra sobre ésta: “Ordet (La palabra)” (1955) de Carl Theodor Dreyer y “Rompiendo las olas” (1996) de Lars von Trier. Aunque diferentes y divergentes en cuanto a su resolución, no se pueden pasar por alto sus muchas coincidencias y su nada unánime recepción crítica. Son provocadora carne de polémica.

XIII. Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de María, su madre. Estamos ante un estudio escalofriante del integrismo religioso, de su falta de humanidad, misericordia y compasión. Pero también es mucho más que eso, porque su director y guionista no toma partido, sino que expone y refleja la generosidad de un ser puro y manipulable, que no busca más que amor y encuentra rechazo e incomprensión. En un mundo obsesionado con el beneficio propio, ¿dónde queda y cómo queda el desprendimiento altruista?

XIV. Jesús es sepultado. Catorce planos-secuencia que se quedan por siempre en la memoria. Secos, cortantes, filosos, ingratos, inolvidables. Pocas veces se ha llegado tan lejos con tan parcos medios. No gustará ni a los come-curas profesionales ni a los beatos meapilas, es decir, ¿a quién va dirigida esta cinta? Difícil saberlo. Difícil recomendarla, pero sencillamente genial e irrepetible.
antonalva
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