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Voto de antonalva:
5
Drama Marina (Daniela Vega) una joven camarera aspirante a cantante y Orlando (Francisco Reyes), veinte años mayor, planean un futuro juntos. Tras una noche de fiesta, Marina lo lleva a urgencias, pero él muere al llegar al hospital. Ella debe entonces enfrentar las sospechas por su muerte. Su condición de mujer transexual supone para la familia de Orlando una completa aberración. Ella tendrá que luchar para convertirse en lo que es: una ... [+]
15 de octubre de 2017
87 de 129 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, las loables buenas intenciones que jalonan este largometraje chileno no bastan para ensamblar una obra que trascienda las limitaciones de su justo y cabal punto de partida. Siempre es útil y meritorio que se realicen, distribuyan y visionen obras que abogan por la tolerancia y el respeto de todos nuestros conciudadanos; nunca está de más que se denuncien los atropellos a la dignidad humana allí donde se producen; es conveniente y muy beneficioso revelar los desprecios a los que ciertas personas – más débiles, más inseguras, más indefensas – tienen que hacer frente en todo momento y por cualquier motivo por aquellos otros individuos que en su ciega prepotencia se creen con el derecho a socavar el amor propio de los demás por el mero hecho de formar parte de alguna minoría, del tipo y naturaleza que sea.

Pero no basta con proclamar, de buena fe, lo que debería ser y desenmascarar, con valentía y arrojo, lo que es inadmisible que prevalezca en nuestros días, ya que no hay nada más cargante y tedioso que las obras de tesis que carecen de una trama interesante y autónoma que sea capaz de mantenerse en pie más allá de la denuncia que la alimenta y le sirve de fundamento. Y en esta propuesta hay demasiado cartón piedra, demasiado desgarro tremebundo, demasiadas desgracias y contrariedades como para resultar verosímil, los tópicos saturan cada fotograma de esta cinta sin aportar hondura ni gravedad a lo que se retrata: los malos son demasiado mezquinos, los inocentes son demasiado simples, las situaciones de tan previsibles y trilladas se amontonan como lacios fardos en el cubo de la basura. Y el mayor yerro es la protagonista, su papel resulta pavisoso e irritante, recorre como alma en pena las estancias, callejea despistada y sin meta, sometida a un aquelarre vejatorio de afrentas y ultrajes, aunque del todo incapaz de hacer creíble su dolor, de volver veraz su indecisión, de persuadirnos de su pérdida, como si nada ni nadie hiciera mella en ella.

No es un problema de la actriz elegida – que cumple con solvencia su misión – sino de un guión tan mal escrito, tan zafio y deslavazado como monótono, tan arbitrario y reiterativo como plano, tan exangüe y lánguido que pese a la tragedia que pretende reflejar, alcanza sólo a ser un endeble y cándido esbozo de lo que pudo (y debió) haber sido pero no llegó a ser debido a su falta de rigor y sus manidos buenos propósitos. Secundamos y nos solidarizamos con el fin que se persigue, pero no nos queda más remedio que enumerar las flagrantes deficiencias que lo invalidan.
antonalva
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